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˙☼܀༅ Initium Belli ༅܀☼˙

Año 1050
Reino Sagnus Lunae

Narrador omnisciente

Era mediodía los pájaros cantaban hermosas melodías que hacían tararear a las pequeñas Dawnless, que corrían por el bosque, la cual era la actividad favorita de aquellas niñas ellas, hijas del brujo Hefesto y la humana Hilaria guerrera del reino.

Ellos se conocieron en la época de guerra entre el reino Sagnus y el reino monts oblivivionis donde habitaban aquellas criaturas mágicas, se enamoraron y migraron al reino de la humana donde ahí criaron a sus dos hijas Hela y Hera, lo curioso de la familia aparte de que sus nombres siempre inician con la misma letra, era la mezcla de aquella prueba de amor porque, aunque aquellas niñas fueran más humanas no se les olvidaba su sangre mestiza, su otra parte.

Hela emocionada por su nueva lección corre junto con su hermana hasta llegar a la cabaña que llaman hogar, ahí logran visualizar a su madre en la cocina preparando su platillo favorito, el cual es el favorito del padre por igual, ella las recibe con una cálida sonrisa al igual que la recrimina por llegar tan sucias.

—Ya les he dicho niñas no se ensucien los vestidos son muy difíciles de lavar  —las regaña—

—Pero mamá —la pequeña Hela habla— le puedes decir a papá que haga un conjuro para que los vestidos queden limpios

—Los conjuros no son para tonterías Hela ya te lo habíamos dicho —el susodicho responde— son para...

—Ocasiones de emergencias lo sabemos —responden en unísono las hermanas—

—Bien cámbiense de ropa y bajen para comer que después tienen la lección con su padre

Ah si aquellas lecciones que su padre les daba sobre magia, él sabía que lo necesitarán, se escuchaban los rumores de que los elfos oscuros querían apoderarse del Reino lo cual puso en alerta a Hefesto ya que sabía que una guerra se avecinaba, los elfos oscuros eran seres atroces y crueles que sólo les importaba el poder.

Hefesto miró a su mujer en clara señal de lo que le preocupaba, su familia en riesgo pues si se sabía que las niñas eran mestizas se armaría un escándalo pues no era bien visto la mezcla de criaturas en aquel reino y en cualquier lugar de in III regnis, pues se cuenta la leyenda de que una criatura mestiza sería la perdición de aquel reino eso más la guerra que se aproximaba eran problemas que les preocupaba a la pareja pues temían por sus pequeñas.

Ignorando la situación la mujer le sonríe y le brinda calma haciendo que el lugar se vuelva lo que siempre fue un hogar seguro o eso creían.

En otro lado del reino en el templo Bloneflare.

El pequeño Deo se encontraba debajo de la mesa del salón principal pues al joven le encantaba escuchar los planes de conquista que se hacían en aquella sala, escuchaba atentamente lo que aquellas personas decían.

—Debemos atacar ya —se escuchaba aquella voz predominante— no podemos esperar los humanos creen que están a salvo esos seres inferiores creen que pueden con nosotros

El pequeño Deo ya había escuchado hablar de aquellas pestes como su padre lo mencionaba, aprendió que el era superior a aquellas criaturas y supo que no debía acercarse a ellas, las odiaba pues así lo criaron con odio hacia humanos y cualquier especie que no sea como él, aún así su contratarte los elfos eran minorías ante ellos los elfos oscuros.

—No te confíes Caleborn —alza la voz  lo que parece ser una mujer— los elfos los defienden y hasta parece que harán tregua con tal de que no nos apoderados de sus tierras

—Querida Caranthir son humanos y elfos no podrán contra nosotros aparte nuestro plan es demasiado bueno hemos descartado todos lo errores que se podrían encontrar somos elfos oscuros nadie puede contra nosotros —habla el ahora llamado Caleborn—

—Deo debajo de la mesa se siente orgulloso de como habla su padre tanto que cuando el sea rey aspira ser como él alguien fuerte, indomable y correcto.

—En una semana se hará todo no hay más plazos, estamos listos y no hay nada que perder —determina Caleborn rey de los elfos oscuros—

Y si la guerra había comenzado, los elfos oscuros una semana después había invadido el territorio de los elfos puros y los humanos Hefesto junto con su esposa escondieron a sus hijas y las pusieron a cargo de leila una bruja conocida de la familia.

Hilaria la madre de las pequeñas luchó junto con su esposo para la protección del reino y así lo hizo hasta su último aliento

—Hilaria no me dejes por favor —entre lágrimas Hefesto suplicaba— las niñas y yo te necesitamos

—Prométeme que las cuidarás, di..me que lo harás —entre quejidos hirilia decía sus últimas palabras—

Lo prometo, lo juro ellas son mi vida —determinó Hefesto—

Y así entre sus brazos vio al amor de su vida irse de este mundo y entre el juramento que hizo que nunca olvidaría se comprometió a la ruina de los elfos oscuros.

Aquellos seres malvados ganaron la guerra, se apoderaron del reino y dictaminado leyes en las que el humano se vería obligado a servir a ellos para pagar su deuda, la cual es existir.

Hela al ver a su padre llegar manchado de sangre y negando con la cabeza lo supo, su madre se había ido, aquella persona que no hizo más que dar si amor, la destruyeron, entre enojo y odio ella juró vengarse de aquellos que le hicieron daño, aquellos que destruyeron a su familia, le pidió a su padre que le enseñará todo tipo de magia oscura y blanca, ella se encargaría de hacerlos pagar aquella mestiza haría el reino arder.

━𝙁𝙖𝙞𝙧𝙮𝙏𝙖𝙡𝙚 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora