Lastimarte es como una droga.
Es adictivo.
Cuando empiezas ya no puedes parar, y aunque te haga daño se siente bien.
Una droga, una adicción.
Prometes dejarlo pero solo con pensar en volver a hacerlo ya es romper la promesa.
Encuentras cualquier forma en hacerte sentir dolor físicamente.
Aunque no sangres te haces daño.
Es una droga, es mi droga.
~mi droga~