𝒆𝒑𝒊́𝒍𝒐𝒈𝒐

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„Vamos, volemos... hacia el final de aquellas estaciones que van y vienen“

Cuando la campana sonó, Quackity supo que era tiempo de ir a casa. Sonrió, suspirando lentamente. Últimamente sonreía más, y eso a veces confundía a sus compañeros. Aquello le daba gracia, amaba verlos mirarle de reojo al verlo sonreír entre clases.

¿Tan raro era ver a una persona feliz?

Bueno, estaba comenzando a creer que los errores son buenos. Mucha gente les teme, por su parte, aprendió de la mejor manera que las mejores experiencias las vive cuando falla. Porque de todo fallo, viene un aprendizaje.

Quizás se equivocó al ocultar sus sentimientos. Al despreciar el amor de la persona que más quería.

Quizás se equivocó y habría tenido que despertar a Rubén aquel día, para evitar todo aquel sufrimiento y angustia.

Pero si de algo estaba más que seguro, era que ninguno de aquellos errores los cambiaria. Porque había aprendido.

Caminó lentamente por los pasillos, con el sol entrando de forma perezosa por las ventanas. Arregló los mechones que salían de su gorro negro y siguió andando, su mochila colgaba por uno de su hombros, el menguante silencio le relajaba de sobre manera, siempre era el último en salir del edificio.

No le molestaba. Los pasillos estaban libres, y podía respirar con paz.

Inhaló, cerrando los ojos ligeramente. La vida estaba comenzando a ser buena. No es que antes no lo fuera, si no que ahora; había aprendido a vivirla.

Al salir, no hizo falta que mirara a su alrededor, porque instantáneamente sintió la presencia de un cuerpo rodear el suyo. Sonrió, entreabriendo sus ojos.

Aquellos ojos verdes y brillantes fueron lo primero que vio.

Rubén no evitó reír ligeramente, al mismo tiempo que rodeaba con su brazo los hombros de su prometido y le quitaba su mochila, colgándola en su hombro.

Comenzaron a caminar juntos, sin decir nada. No hacía falta decir mucho. La felicidad les había sonreído.

---¿Qué tal el trabajo? ---cuestionó el menor en voz baja, sin dejar de andar. Rubén se encogió de hombros, sonriendo.

---Mucho mejor que antes. Ya todos confían en mí, ya no soy el "gilipollas de turno".---dijo, con orgullo. Quackity sonrió, acariciando el dorso de la mano del castaño, con esa sonrisa de "yo también estoy orgulloso de ti" bordeándole los labios.

---¿Y tú? ¿Qué me dices de la universidad?

Quackity rió, negando suavemente ---Les extraña.

---¿El qué?

---Ver al futuro licenciado sonreír.

La carcajada que Rubén soltó le hizo sentir lleno. Sus orbes oscuros no evitaron mirar los anillos en sus dedos. No evitó sentirse completo. Le cogió de la mano.

Sintió el amor en su mirada, y la suavidad de su boca cuando le besó la mejilla.

---Mi lic ---dijo entre diversión y cariño. Quackity le sonrió.

---Te recuerdo que si sigues burlándose dormirás en el sofá.

Con los párpados bajos, y una sonrisa suave, Rubius le observó ---¿Cómo podría burlarme? Si fuese así no hubiese tomado la decisión.

---¿Cuál?

Rubén le abrazó ---La de hacerte mi esposo... ---susurró.

Sonrojado, el menor le abrazó también ---T-Todavía no lo soy...

𝐏𝐄𝐋𝐈́𝐂𝐔𝐋𝐀 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐂𝐀𝐃𝐀 × ʳᵘᵇᶜᵏⁱᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora