Y pasaron las horas, contadas por unos ojos ansiosos que miraban de reojo el reloj, como si, prestándole poca importancia al tiempo, este avanzara de una manera más rápida. Movía su pie impaciente, como dando pequeños pisotones con la parte frontal de este a la losa pulida del suelo, lo suficientemente pulida como para ver su propio reflejo, el reflejo de un adolescente desesperado, impaciente, esperando a que el timbre chirriara para salir disparado de aquel lugar.
Tenía ganas de verle, de tomar su mano y decirle que aquellas horas sin él eran una real tortura.
De abrazarle, de acariciar su cabello dorado, perfectamente trenzado, y de recordarle lo particularmente bonito que se ve a esa hora: levemente despeinado, con un rubor en sus mejillas causado por el calor de la temporada, y con los labios de un color coral peculiar brillantes por el brillo labial sabor cereza que le gustaba aplicarse, porque aunque fuera un niño, le gustaban ese tipo de cosas femeninas, y Haruchiyo no les hacía desganas ni lo veía como un defecto, es más, lo adoraba.
Quiere compartir su almuerzo con él, a pesar de que, apenas y prueba bocado porque le cuesta trabajo comer, pero igual siempre le trae una sorpresa distinta en el bento con tal de verle feliz, sabe que adora las pequeñas bolas de pollo frito, y por eso siempre que puede hace una ración para él.Solo por él, porque lo ama, y por él quiere seguir viviendo, aunque el resto de su vira sea una completa basura.
Nada mas sintió aquel metal característico, como casi un impulso, corrió hasta el patio de la secundaria, y sus ojos claros adornados por abundantes pestañas claras comenzaron a escanear la presencia de su amado.
Haruchiyo era poco expresivo con las personas a su alrededor, excepto con Ran, quien le escucha sin problemas, y siempre le regala una sonrisa cálida que derrite y perfora hasta lo más profundo de su ser.— Aquí estabas, pensé que... no te vería hoy. ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien? ¿Comiste algo? —Ran solo puso un dedo sobre la tela que cubría la boca de Haruchiyo, y con eso bastó para que el albino se callara.
— Calma, 'chiyo-kun. Ven, vamos a sentarnos ¿si? —Fue lo único que dijo Ran al respecto, con esa sonrisa calmada.
Ese apodo meloso que el de cabellos trenzados le dió hacía que las manos le revolotearan de nerviosismo y sus dedos se movieran de manera intranquila. Controlaba su respiración, pero le resultaba tan complicado al estar cerca de Ran...
A veces solo le apetecía besarle y ya.
Una vez sentados bajo un árbol del patio, Sanzu sacó de su mochila no uno, sino dos bentos, con una clara diferencia de cantidad de comida y de orden de la misma.
—Ten, este es para ti. —Le dió una de las cajas al Rubio, la más pequeña de las dos, pero la más bonita y mejor ordenada. —Se que es pequeño, pero también se que no comes mucho. Aún así, si quisieras comer más, te puedo dar de mi bento también, todo lo que comas así sea poco, es un avance.
Ran no pudo evitar sonreir mientras tomaba el envase de manera cuidadosa.
—Es muy lindo, 'chiyo. ¿Lo hiciste tú mismo? Gracias. —Los ojos color malva de Ran miraban con ternura los pequeños onigiris, las salchichas cocidas cortadas en forma de pulpos, las bolitas de pollo frito, y a una esquina, separado del resto, trocitos de fresa y manzanas.
Un rubor intenso invadió sus mejillas.
—Mi hermana me ayudó... Soy algo torpe con eso, y no podía dejarle el encargo a mi hermano mayor, es muy descuidado. —Se puso algo nervioso, y destapó su bento, y trataba de comer, intentando conservar la calma.
El de trenzas rió de manera suave, aunque tuvieran la misma edad, Haruchiyo se ponía igual de nervioso que un niño pequeño.
—Buen provecho, 'chiyo. Intentaré comer lo más que pueda. Le pusiste cariño a algo para mi, y no puedo dejar ese lindo detalle de lado. —Ahora si. El albino se puso realmente nervioso.
—Eh...yo...n-no es nada, solo... —Veía que a Ran se le dificultaba usar los palillos.
—¿Te ayudo? —Escupió Sanzu, dándose cuenta después de la propuesta que había hecho. ¿Acaso estaba perdiendo la cabeza? No iba a aceptar, era una idea tonta, y Ran jamás aceptari...
—Claro, alimentame. —Sugirió Ran. Y a Sanzu casi le da un ataque.
Su corazón parecía salírsele del pecho. Miraba a Ran, y miraba su bento, de nuevo miraba al rubio, y otra vez al almuerzo. Su cara se puso roja como un tomate, y finalmente con algo de temblor tomó con suma delicadeza una de las piezas de salchicha cocida con sus dedos.
—Abre la boca... —Ordenó tembloroso. —... p-por favor? —Añadió, mirándole a los ojos.
Ran suavemente abrió la boca, esperando a que el ojiazul le diera a probar. Sanzu fue acercando su mano con cuidado, hasta que sus dedos chocaron de manera delicada con los labios ajenos.
Eran tan suaves... y finos también, se sentían aterciopelados. Quería tocarlos más, quería explorar más, y ver como se sentían.Ran tomó un pequeño mordisco, masticando con suavidad, y poniendo una expresión feliz. Estaba delicioso, hacía mucho no comía algo tan bien preparado.
—Está bien. Me toca.
—¿Eh? —Haruchiyo miraba confundido.
—Que es mi turno, di 'aah' —Y el peli blanco se quedó en un estado de shock intenso.
—Oh, bueno...este... —Bajó con cuidado su mascarilla, y sus cicatrices salieron a la vista, aquellas cicatrices que prefería no recordar, de aquellos días fatídicos donde lastimarse a si mismo era lo único que le mantenía vivo de cierta manera.
Ran tocó sus cicatrices con cuidado. Las acarició con sus pulgares con una cautela y delicadeza inigualable, y mientras tocaba los labios de Haruchiyo, casi como un reflejo, el antes mencionado abría la boca.
Sus labios no eran tan suaves como los de Ran, su piel no era tan tersa como la de Ran, pero aún así, Ran le apreciaba como si para sus ojos, Haruchiyo fuera lo más hermoso de la tierra.El rubio hizo su bento a un lado, para poder inclinarse un poco. Y visualizó unas piezas de chocolate en el bento de Sanzu.
—Vamos a comenzar hoy por el postre... —tomó uno de esos pequeños cuadraditos de chocolate y de forma suave lo deslizó hacia el interior de la boca ajena, para, acto seguido, apoyar sus labios contra los de Haruchiyo de la manera más sutil posible.
Fue un beso suave, y probablemente un poco profundo, casi rozando lo que ellos llaman un ''beso de adultos". Sanzu sentía de nuevo esa calidez invadiendo su interior, esa suavidad, y la humedad de los labios ajenos, acompañado por un delicado sabor a cerezas. Incluso, el trenzado tuvo el atrevimiento de, morder el labio del contrario en el acto, e introducir un poco la lengua.
Sanzu no lo creía todavía, estaba en un shock placentero, como un sueño hecho realidad, sentía que caminaba en las nubes. Cerró sus ojos por la pena, sin embargo, dejó sus labios a merced de Ran, quien aún sostenía su rostro.
—Perdón, tenías una mancha de chocolate en los labios. —Y rió, como si no hubiera acabado de besarle. Se limpió un poco los labios, y se retocó el brillo de labios sabor cereza.
Sanzu no habló, se quedó paralizado aún, tomándose el tiempo de procesar todo lo que había sucedido. El beso, el chocolate, las cerezas, el calor del verano, el recién haber cumplido 15 años, el cielo despejado, dos bentos, dos adolescentes enamorados que aún no se confesaban sus sentimientos sentados a la sombra de un árbol, pero que se aman, y cuando se aman de esa manera, del tipo de amor que hace que comas aunque no tengas apetito, que te levantes aunque no tengas ganas de seguir viviendo, que sigas adelante con tu vida, que le lleves un almuerzo especial a esa persona que te gusta, directamente sin importarte su género, o su forma de ser, cuando ese amor existe, sobran las palabras.
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⿻﹋🍒 𝗰𝗵𝖾𝗿𝗿𝗒 𝗸𝗂𝘀𝘀𝖾𝘀! ˖۪⸙͎ || Ranzu
FanfictionAU: Romance adolescente OneShot de mi OTP porque casi no tiene contenido en las plataformas y necesitaba un fluff de ellos dos. •Ship: Ran x Sanzu •Fandom: Tokyo Revengers • ⚠️ Los personajes de este AU son menores de edad, concretamente tienen 15 a...