Capítulo 66: En las profundidades de Growlion - Parte 3

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Una vez las fuerzas de nuestra Casa llegaron al campamento se nos llamó de nueva cuenta a la tienda principal para ultimar detalles, el Doctor Maerus nos esperaba con algunos integrantes nuevos que se unirían a nosotros en nuestra incursión a las cavernas dentro del bosque.

Nuestro objetivo principal será investigar el lugar, ya confirmamos la presencia Ran'Tzeily, eso es un hecho, ahora debemos asegurarnos si se trata de un nido o no, en caso de que así sea habrá que destruirlo a como de lugar.

Segundo: Obligar a los Ran'Tzeilys a salir y dirigirlos hacia nuestras fuerzas que aguardaran a las afueras del bosque, serán ellos los que deban encargarse del resto.

Y finalmente, aunque no es prioridad, averiguar qué pasó con la gente desaparecida, encontrar sobrevivientes si es posible, pero recalco, dudo mucho que eso sea posible a estas alturas, al menos podremos vengar sus muertes, y de estar infectados, acabar con su tormento, es el único consuelo que podremos darles.

-Y eso sería todo, lo único que resta es conformar los equipos. Si me lo permiten, sugiero que Lord Dantallus, Lord Queek y Lady Silveryn lideren a sus propios equipos, después de todo, ya tienen experiencia lidiando con los Ran'Tzeilys.

Si yo fuera un noble más del montón, con seguridad protestaría ante el hecho de que no me consideraran para liderar a uno de los equipos de esta noche, pero, de pasar lo peor, prefiero ahorrarme la molestia de tener que darle mis condolencias a los familiares de los fallecidos, además, mi rango no me lo permitiría, le estaría faltando el respeto a los Drakarzus aquí presentes, al fin de cuentas sigo siendo un Drekaly, eso y que no me gusta asumir el mando, en especial delante de Queek.

-En efecto –Afirmó Lord Dantallus, quien no habría tolerado que no se le ofreciera el puesto de líder, aunque solo fuera por esta misión.

-No esperaba menos –Añadió Lord Queek.

Por su parte, Lady Silveryn se limitó a asentir, de todos los Drakarzus era la que menos entusiasmo tenia, si tan solo no se tratara de Ran'Tzeilys su semblante con seguridad mejoraría, pero esta vez no sería así.

Se procedió a formar los equipos, Lord Dantallus fue el primero en escoger a su sequito, sería acompañado por un aventurero de rango oro quien ya tenía experiencia luchando contra esos engendros de las profundidades, iba equipado con una armadura de cuero marrón, varios cuchillos arrojadizos tanto en sus cinturones como en su espalda y una espada corta, además de dos caballeros de su propia casa, ambos altos e imponentes cada uno con un espadón con los colores de su casa, además de uno de los alquimistas de la Casa Medery que el Doctor Maerus dispuso para apoyarlos con sus conocimientos médicos, probablemente el mejor equipo de esta noche.

Lady Silveryn fue la siguiente, algo que, para sorpresa de nadie, molestó a Lord Queek, pero gracias a la presencia del Doctor Maerus, y a una mirada represiva que solo yo puedo darle, con el debido permiso de sus padres, él se guardó sus palabras.

La Monteplateado eligió a tres aventureros de rango plata, los primeros dos vestían una armadura a juego, por lo que daban a entender que solían trabajar juntos, una armadura de cuero reforzada con placas metálicas para cada uno, el primero iba armado con dos espadas curvas mientras que el segundo portaba un escudo ligero de madera redondo y una lanza de madera.

La tercera se trataba de una herbolaria que iba desprovista de protección alguna, de piel morena y de cabellos negros como la noche misma, llevaba una capucha de tela negra con bordeados dorados en la cabeza y el resto de la prenda no dejaba mucho a la imaginación, cubriendo apenas sus pechos mientras dejaba su vientre expuesto al completo, además de una falda corta que ni siquiera llegaba a sus rodillas y un par de sandalias sencillas, saltaba a la vista que provenía de Sírabis, ese aire jactancioso y esa mirada coqueta se robaba más de un suspiro, un morral de cuero marrón le colgaba en su cintura, en el cual llevaba sus plantas medicinales y demás ungüentos para tratar a los heridos, iba armada únicamente con una daga ceremonial curvada y ornamentada con un mango dorado y piedras preciosas, ningún aventurero de rango bajo llevaría un equipo tan costoso, de eso solo se podía sacar dos conclusiones: o bien la obtuvo de forma deshonrosa (Como dirían algunos), o se trata de una espía de la Casa Corvus, lo cual ya no me sorprendería a estas alturas.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora