Capítulo 36

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«Deja de llorar ya, no lo hagas más difícil».

Me enjuagué las lágrimas e intenté adecentarme después de pasarme casi 2 horas llorando. 

Salí del baño para mirar mi habitación con sumo cariño. Iba a extrañar dibujar frente a la puerta del balcón mientras escuchaba el bullicio de la calle. Todos los dibujos que había en la pared decidí dejarlos donde estaban, excepto un par a los que les tenía especial afecto.

Posé con suavidad mi preciado cuaderno sobre mis demás pertenencias en la maleta y la cerré después de acomodarlo todo para evitar que algo se rompiera. 

Antes de cerrar la puerta di un último vistazo a la estancia y sonreí con tristeza al salir. 

Bajé las escaleras y transporté la maleta directamente al vestíbulo. Miré cada rincón con nostalgia. Tenía tan bellos recuerdos de aquella casa... La única casa de la que puedo llenarme de orgullo al decir que la consideraba mi hogar. 

Al llegar a la escalera que llevaba al vestíbulo pude ver a Wong de pie esperando junto a mi maleta. Le sonreí al verlo y me devolvió el gesto dejando ver tristeza en él. 

Observé la sala con esperanza de verlo allí también. Pero no lo encontré a la vista. Sentí un ligero dolor en el corazón, pero era lo mejor. Esa despedida haría las cosas más difíciles para mí. 

—Ha llegado la hora —pronunció mi amigo con dificultad. 

—Sí —lo miré por un momento—. Pero no pongas esa cara, esto no es un adiós.

Intenté sonar lo más positiva posible, pero la verdad era que estaba asustada. No sabía lo que me depararía el futuro después de eso. Iba a estar sola, otra vez...

Estaba familiarizada con la soledad, había estado a mi lado toda mi vida. Pero una se olvida de ella cuando encuentra gente a la que se le agarra cariño y llenan el vacío que no parecía tener arreglo. 

—Lo sé, pero no me voy a acostumbrar al silencio que llegará después de que cruces esa puerta. Como pudiste apreciar, esta casa no era la alegría del barrio cuando llegaste —reí.

—Creo que te ocuparás de seguir con mi legado, en ese caso.

—No se te puede igualar, me temo.

—Tienes razón, soy única e incomparable —bromeé.

—Se te han pegado las malas costumbres de Strange, por lo que veo.

—Uno es maestro para todo —sonreí tenuemente al oír su nombre en la conversación. Hubo un breve silencio antes de que continuara—. ¿No va ha–

No me molesté en intentar terminar la pregunta, el asiático negó con la cabeza, cabizbajo. Tragué saliva para que el nudo que se empezaba a formar en mi garganta se me pasara, pero fue inútil.

—Bueno, en ese caso... ¿Puedes darle las gracias? Por todo —asintió—. Y... ¿me haces un favor? Cuida de que no se meta en problemas, ya sabes que puede llegar a ser un poco terco...

—Descuida, seré su sombra.

—Bien —se me empezó a nublar la visión. Se acercó para darme un gran abrazo que aligeró un poco la pesadez que llevaba en el alma.

—Se te va a echar de menos por aquí, querida amiga.

—Te voy a extrañar, amigo mío —sentí varias lágrimas deslizarse por mis mejillas. 

—Venga —me dio varias palmadas en la espalda antes de separarse. Sin poder apreciarlo con claridad pude percibir cierta humedad en sus ojos—. Nunca me han gustado las despedidas.

—Ni a mí —reímos amargamente—. Espero que no sea por mucho tiempo.

—En cualquier caso, esta es tu casa y puedes volver siempre que quieras.

Asentí, después de agradecerle también por lo que había hecho al mostrarme ese camino repleto de magia, agarré mis pertenencias y la puerta se abrió una vez más para mí.

Pero esa vez no era para recibirme, sino para despedirme.

Con un pesado suspiro crucé el umbral, no sin antes girarme para apreciar de nuevo el interior del vestíbulo. 

Intenté prolongar ese momento tanto como pude, pero nunca llegó. Volví los ojos de la escalera a Wong, el cual alzó un brazo y lo agitó, despidiéndose finalmente. 

Incliné un poco la cabeza en su dirección y con una sonrisa vi como se iba cerrando la puerta. Emprendí camino cuando oí el cierre a mis espaldas, tratando de no mirar hacia atrás.

Aunque al final lo acabé haciendo de todas maneras.

Miré directamente al gran ventanal. La luz que reflejaba en el cristal impedía que pudiera apreciar lo que ocultaban esos vidrios, pero no me importó en ese instante. De igual manera quería despedirme de él, si era el caso de que se encontraba allí.

«Hasta luego, Stephen».

Caminé calle abajo hasta llegar a un callejón sin salida. Saqué de mi bolsillo el Anillo Doble y lo coloqué en mis dedos para formar un portal, con el único pensamiento de llegar a un lugar seguro. Donde nadie me pudiese encontrar.  

Y con mi coraje, tristeza y soledad, crucé la puerta que separaba mi presente que ahora empezaba a ser pasado, del futuro que me esperaba al otro lado.

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Stephen's Pov

«No me mires así, por favor».

Observé desde el ventanal de la última planta la partida de la persona que más quería en el mundo. 

No quería despedirme de ella, por qué podía significar un adiós definitivo.

Pero cuando se paró en medio de la calzada y miró en mi dirección... Esos ojos grises parecían estar diciendo adiós. 

En ese momento sentí como si la casa se me viniera abajo. Sentí que me iba a asfixiar entre aquellas cuatro paredes. 

Mis pies se movieron solos. Mi consciencia ya no era dueña de mis decisiones, ahora le tocaba a otro tomarlas por mí.

Corrí escaleras abajo tan rápido como me lo permitieran las piernas. Cuando pasé por al lado de Wong, casi atropellándolo, no escuché lo que gritó a mis espaldas. Abrí la gran puerta y miré en la dirección por la que se había marchado.

No la vi por ninguna parte.

Seguí corriendo por las calles ante las miradas indiscretas y confusas de la gente, pero no me pudo importar menos. 

Lo único que quería era evitar que se fuera, remediar mi error, decirle que la quería más que a nada.

—¡Avril! —grité, en un intento desesperado de que llegara a escucharme.  

Pero ya era tarde y por mucho que quisiera, no podía cambiar eso. La busqué por todas partes, pero no la encontré.

Me dejé caer junto a la pared de un edificio, derrotado. Noté como se me humedecían los ojos, aunque ya no quise evitarlo. En algún momento debía sacar lo que tenía dentro encerrado bajo llave.

Retiré una lágrima perdida que quería escapar por mi mejilla, sintiendo que la soledad me envolvía silenciosa y aplastantemente.

Me había quedado a oscuras.  

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora