41 (Jimmy)

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Mis amores, este es un capítulo extra y especial, pues, Jimmy no narra mucho y quise hacer algo diferente. Espero que les guste.

Si ven algún error, no duden en avisarme e iré corriendo, para corregir.

Se le quiere mucho.

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Muevo mi pierna impaciente, sin saber a dónde ir o que hacer. No podía creer que la mujer de mi vida y sus amigas estuvieran allá afuera, sufriendo, mientras yo estaba ahí sentado sin hacer nada.

Mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas al recordarlas, en especial a mi chica, su risa, su sonrisa, su mirada, todo en ella me hacía amarla tanto que ahora que sabía que había desaparecido me dolía en el alma—vamos a encontrarlas.

—Mamá, ella...ella es mi vida—susurro, intentando contener las ganas de llorar—yo...yo debí acompañarlas, pero sabía que iba a ser tonto, —sintiéndome culpable—era el único hombre con ellas...

Mi mamá pasa su brazo sobre mis hombros y me abraza—todo va a estar bien.

—No sé qué haría, ella es mi vida. Durante todo este tiempo, creí perdido el amor que sentía por ella. Pero verla aquel día, hizo que mi vida volviera a dar ese giro, era como si de nuevo estuviera completo...me siento perdido sin ella, sin escuchar su voz, sin que me llame o me grite por dejar algo fuera de lugar—muerdo mi labio inferior—la necesito.

Mi madre, besa mi frente—todo estará bien.

—¿Cómo que no saben dónde está?—Grita el padre de Summer—han pasado horas de su desaparición y ustedes solo dicen que solo hay un par de huellas de autos en el pavimento, debe ser una broma—dice desesperado.

—Estamos haciendo todo lo posible para encontrarlas.

—Pues, no me parece.

—¡Quiero a mi nieta de vuelta! O juro que arruinare sus miserables carreras—amenaza la abuela de Summer.

—Vamos a calmarnos—dice mi papá—alterarnos, no ayudara a que las chicas vuelvan sanas.

—Hay que esperar a que los secuestradores llamen.

—¿Y después que?—El padre de Nala, habla—Pagar un rescate que termine en la muerte de nuestras hijas.

—Mis bebitas—susurra Maite, con los ojos lloroso—no podemos...Amor, dime que van a regresar.

El papá de Summer la abraza—por supuesto que sí—asegura.

Toda la casa estaba llena de policías entrando y saliendo, la tensión se podía sentir en el ambiente, solo quería volver a las horas en las que estaban las tres corriendo por toda la casa como niñas, al mismo tiempo que discutían.

—Van a volver—asegura Maite—Ay, Dios.

Miro al techo, esperando que un milagro se apareciera y que pudiera llevarnos a las chicas—No podemos quedarnos—digo, levantándome del sofá.

—¿Y hacer qué?

—¡No lo sé! Pero, no me puedo quedar con los brazos cruzados.

—Buenos días—dice un hombre, entrado por la puerta—o no tan buenas—susurra.

—¿Quién es usted? Si es de la prensa, le voy a pedir que se retire—dice mi futuro suegro.

—No, no—dice, antes de que los oficiales lo saquen de la casa—conozco a Peyton.

—¡Alto!—Los oficiales se detienen, al dar una orden—¿Peyton?

—Sí señor, ella—sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas—ella me pidió venir si no regresaba en una hora.

What we thought was lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora