Al día siguiente me desperté con una felicidad y una sonrisa en la cara que solo alguien sabía a qué se debía.
Alessio.
Él mismo lo había provocado.
Y eso sin nombrar que aquella noche había soñado con él y... Mejor no nombremos de que iba el sueño y que ocurría.
Nada más levantarme me metí en la ducha (y el agua tenía que ser fría porque aquel sueño me calentó de muchas formas distintas).
Al acabar de ducharme me puse una toalla y me peiné, todavía con ella puesta (porque estaba cómoda y hacía calor) tomé mi desayuno que eran tortitas caseras con miel y avellanas.
Adivinad de dónde provenía mi idea de ponerle miel y avellanas. Exacto, de los ojos de Alessio porque tenían ese color y ese brillo suave que tenía la miel y...
Volví a la realidad cuando escuché el timbre, fui a abrir mientras me lamentaba por estar tan despistada hoy. Yo no esperaba a nadie así que he de decir que me sorprendió y cuando fui a abrir vi a alguien que en definitiva no esperaba.
A Bia
Y detrás a... ¡Alessio!
Mierda, mierda y otra mierda más.
Y yo en toalla, genial.
— ¿Que... que hacéis aquí?—.
— Nos apetecía saludarte ya de buena mañana.— dijo Bia con una sonrisa sorprendida ante la toalla como mi única vestimenta.
Ella tenía picardía en sus ojos pero para nada se comparaba con la que tenía en su cara Alessio.
Y que decir de esa sonrisa traviesa...
Bia pasó directa a mi plato del desayuno, alegando que moría de hambre a causa de que no había desayunado y en cambio, Alessio se me acercó, me abrazó y todavía con las manos en mi cintura me dijo:
—Si abres siempre así la puerta ya podría yo venir cada día a visitarte,
principessa.— y ahí estaba ese apodo tan especial que me tenía.No voy a negar que eso me sacó una sonrisa momentánea y la suya se ensanchó.
— Ya quisieras, es que me has pillado de imprevisto, idiota.— repliqué.
— Si, si, lo que tú digas, principessa.— dijo mientras el brillo en sus ojos no paraba de crecer y crecer.
— Eh, eh tortolitos, lo que tengáis que decir lo decís que lo escuche yo bien.— se quejó Bia con la boca llena de tortitas.
Alessio y yo nos miramos y... estallamos los dos en carcajadas por la cara de Bia manchada de miel y con los mofletes hinchados a causa de las tortitas en su boca.
—Que no son robadas fiera, te las puedes comer tranquila.— le dije entre risas.
Y ella sonrió también, o eso intentó porque con la boca tan llena de comida mucho no podía hacer.
Mientras que yo miraba el móvil ella se acababa de comer las tortitas.
—Bueno me voy a vestir.—
Alessio se acercó a mi y me dijo en la oreja (recordándome a cuando hablamos por primera vez después de tanto tiempo el día anterior).
—Por mi que te quedes así, no tendría problema o mejor, podrías quitarte la toalla, principessa.— dijo riendo.
Yo empezaba a alzar la mano para pegarle suavemente en el hombro un manotazo pero Bia me interrumpió.
— ¿Yo no he dicho que lo que tengáis que decir lo digáis en voz alta? ¿O hablo en chino?— reclamó.
Yo me reí mientras Alessio se burlaba.
—¿Yi ni hi dichi qui li qui tinguis qui dicir li diguis in viz ilti? ¿I isqui hibli in chini?—.
Eso tan solo ocasionó que Bia, Alessio y yo estalláramos en risas.
Entonces Bia me agarró de la muñeca.
—Bueno Aless, si nos disculpas, Ro se tiene que vestir—.
Y mientras que íbamos en camino a la habitación escuché a Alessio decir:
— O también se podría desvestir—.
Bia rodó los ojos
Cuando llegamos a la habitación no se pudo contener más
— Ro, porfi porfi amiga mía, cuéntame qué ha pasado entre Aless y tú anoche, ¡ya!— dijo al principio como un angelito y luego sacando su demonio interior.
¿Como podía ser tan chismosa esta chica?
— ¿A que te refieres con lo que ha pasado entre nosotros? No ha pasado nada, ¿que te hace pensarlo?— mentí.
—Ya claro para nada ha pasado nada, tan solo os habláis al oído porque estáis afónicos de cantar ayer en la fiesta y cuando te llevó a casa tampoco pasó
nada.——Vale, puede que él fuera mi amigo de la infancia y se fuera a Italia sin despedirse, entonces anoche se disculpó por eso y le abracé, fácil y sencillo.— dije omitiendo detalles.
—Ya bueno sé que me omites detalles pero lo dejaré pasar porque me lo has contado por encima y porque tampoco nos conocemos desde hace tanto.— .
Le sonreí sincera y ella me devolvió la sonrisa.
Entonces paseó los ojos por mi cuerpo con la toalla aún puesta y exclamó
— ¿¡Pero te quieres vestir ya!?—
Me reí mientras me explicaba que ella se tenía que ir y que nos quedaríamos Alessio y yo solos.
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Nota de la autora:
Si has llegado hasta aquí muchas gracias enserio✨
Bueno espero que os esté gustando y sigáis leyendo porque en el próximo capítulo pasan cositas
Kisses💋
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El momento en el que te vi
RomantizmDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...