Parte II - Capítulo XXXVII

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Alexandra

Aún estaba un poco en shock, pensando en que podría haber terminado secuestrada en medio de una ciudad desconocida.

Vaya.

Así que aquí estaba, luego de haber tomado el primer vuelo a casa y que tres camionetas negras más dos autos policiales me recibieran en el aeropuerto para llevarme a casa, que estaba custodiada por más autos policiales. Sabía que el asunto era serio cuando me encontré a Travis en la sala, hablando con Tammy, que parecía más que angustiada con los acontecimientos. Yo, por mi parte, estaba algo entumecida.

—¿Cómo estás? —me preguntó Travis, mientras Tammy me miraba en silencio.

—Estoy bien. Algo confundida.

Cuando el chofer de papá me contó cómo habían intentado secuestrarlo desde una de las camionetas municipales con armas automáticas, quedé completamente entumecida. Los intentos fueron frustrados por los siempre invisibles pero siempre presentes guardaespaldas que tenía mi padre.

Nadie comprendía lo que estaba pasando. Papá era un hombre poderoso, pero no lo suficiente. Solo era el alcalde de una pequeña ciudad entre miles más, que ni siquiera tenía su propio centro comercial. Tampoco se explicaban porque me habían querido a mí, pero definitivamente tenía que ver con él. Aun aspi: ¿qué, posiblemente, podría tener el alcalde de una pequeña ciudad que justificaría dos intentos de secuestro? La gente ya estaba murmurando.

La Alexandra del pasado habría defendido a su padre de pura costumbre. La de ahora, sabía mejor que confiar en él luego de lo que supo sobre la mamá de Ashley.

Mientras pensaba en eso, miré a mamá murmurar algo por lo bajo a papá, mientras Tammy asentía de forma casi inconsciente a lo que Travis decía. Por un momento, casi parecía como que todos me estaban ocultando algo, o yo me había puesto demasiado paranoica.

Cuando nadie estaba poniéndome atención, finalmente pude marcarle a Aiden.

—Todo es un caos aquí —le conté—. Travis está acá, además. Es la reunión familiar más bizarra de la historia.

—Sé que debe ser mucho que digerir. ¿Cómo te sientes?

—No del todo bien —suspiré—. Realmente quisiera que estuvieses aquí.

—Me gustaría estar ahí también, Alex.

A pesar de que lo intentó, Aiden no pudo conseguir un boleto desde Nueva York, así que su vuelo estaba programado para hoy en la madrugada. Aún no sabíamos cómo íbamos a hacer para estar juntos, sobre todo porque tenía prohibido salir de la casa y con justa razón, pero si estar con él en este momento significaba que tendría que decirle la verdad a mi familia, entonces lo haría. Tampoco creía que Aiden aceptara que no lo hiciera, no luego de lo mal que la pasó cuando supo que, muy probablemente, habían intentado secuestrarme.

Pensar en la palabra secuestro seguía sonando surreal, como si fuera algo que solo pasaba en las películas y no en la vida real.

—Como sea —continué—, nadie sabe nada y nadie entiende nada. Manejan la teoría de que planeaban pedir rescate.

—¿Qué crees tú?

—Creo que en esta ciudad hay muchas personas con la misma cantidad de dinero que nuestra familia y que no tienen una posición política ni guardaespaldas por doquier. Además, en toda la historia de Sylver Valley, nunca ha habido un intento de secuestro.

—¿Estás insinuando que algo raro pasa?

—No me sorprendería. Después de lo de Travis, nada parece demasiado extraño. En algún momento entramos en una historia de realismo mágico, porque todo el mundo actúa como loco y a nadie parece importarle. ¿Debería husmear en la oficina de papá otra vez? Quizá me dé más respuestas de las que tengo, que son cero.

—Creo que, lo que sea que hagas, no te metas en problemas. Y Alex... los resultados oficiales de la Universidad de Detroit están en línea.

—¿En serio? ¿Desde cuándo?

—Desde esta mañana. No estaba seguro de si decírtelo, pero pensé que querrías saberlo.

—Claro que querría saberlo. Es más, los iré a revisar enseguidal. Quédate conmigo en línea.

Subí las escaleras hasta mi habitación, lejos del ruido y de personas desconocidas vestidas de negro. Abrí mi laptop e ingresé al sitio de la universidad, en el portal de resultados. A pesar de que era una de las muchas universidades a las que había postulado, era la primera que revelaba los resultados oficiales, así que estaba algo nerviosa.

Ingresé mi nombre en el portal y los segundos que la página tardó en cargar fueron desesperantes. Cuando mi nombre finalmente salió en la pantalla, no entendía qué pasaba.

—Mierda, Aiden. Esto es malo.

—Aplicaste a muchas universidades, no es malo que no te acepten en todas. Es solo la primera. No te desanimes, ¿sí?

—No lo entiendes, no es que haya sido rechazada. Aquí dice que jamás apliqué.

—¿Qué?

—Dame un momento, te llamaré enseguida.

Ansiosa, tecleé en la computadora los sitios de tres universidades distintas a las que sabía de seguro que había postulado y enviado mi carta y documentos. Tal como había temido, ninguna había recibido mi aplicación, como si nunca hubiesen existido en primer lugar.

Alguien había saboteado mis aplicaciones, y estaba pasada de todas las fechas para volver a postular para la admisión de este año.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora