6- La fiesta

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Al día siguiente me levanté feliz como una perdiz. Tomé mi vaso de zumo y una tostada con mantequilla y me vestí porque Bia me había dicho que esa misma noche íbamos de fiesta y teníamos que comprar ropa.

Justo cuando acabé de desayunar Bia tocó a la puerta.

Cuando le abrí entró y me reclamó que le contara lo que habíamos hecho Alessio y yo.

Me debatí internamente porque se lo quería contar, pero hicimos una promesa que yo propuse así que no la rompí.

Le hablé de todo lo que habíamos hecho el día anterior (sin contar la parte de mi ataque de pánico y el beso por la promesa que habíamos hecho).

Hasta que finalmente llegue a la parte en la que me acostó y le di un beso en la comisura de los labios porque, eso no habíamos prometido no decirlo.

Cuando acabé de contarlo tenía una sonrisa traviesa en la cara y empezó a chillar

—¡¡LO SABÍA, LO SABÍA Y LO SABÍA!!—

Yo no podía parar de reír y ella estaba bastante ilusionada, ya estaba planeando hacer citas doble y todo, aunque no fuéramos novios. Poco más y planea hasta la boda.

Cuando ya recogí lo del desayuno, fuimos hacia su coche para ir de compras y llegamos en un momento al centro comercial.

Habían varias tiendas y los vestidos eran preciosos pero unos muy formales, otros seguro que no me cabían, otros me iban grandes, después habían unos muy... Demostrativos para mi gusto.

Demasiados para elegir hasta que Bia me trajo un vestido, EL vestido.

El color era un morado oscuro, con una tela de charol preciosa, ajustado y corto. Lo sé, muy a lo Britney Spears.

— Ro, este es TU vestido.— dijo mirándolo a él y luego a mi.

— Sí, es muy bonito, me lo voy a
comprar.— dije convencida.

— ¡BIEEENN!—

Dios, Bia estaba tan ilusionada por mí que parecía que el vestido era para ella, decía que me quedaría genial y que también podríamos ir a conjunto, cosa que me gustó. Más personas así en el mundo por favor.

Decidimos que ella y yo iríamos conjuntadas y ella llevaría el mismo vestido pero de color azul oscuro. Nos hacía mucha ilusión.

Como estábamos en el centro comercial comimos en un restaurante muy mono y acogedor.

Después nos fuimos a mi casa y allí nos arreglamos las dos juntas ya que Bia se había traído los zapatos en una bolsa y todo lo necesario para prepararse.

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Cuando yo ya estaba totalmente lista a Bia le quedaba plancharse su precioso pelo castaño (porque lo tenía un poco ondulado) y maquillarse.

Hacia un rato me había avisado de que Alessio y el novio de ella nos pasarían a buscar en breve y justo en ese momento picaron al timbre.

Mientras iba a abrir escuché a Bia lamentarse a causa de que aún no estaba preparada.

— Hola Alessio, hola Ryan— dije saludando a mi idiota y a el novio de Bia.

¿Acabas de decir mi idiota?
Por lo visto sí

La verdad es que quería conocer a Ryan más a fondo porque sólo sabía un poco de él por lo que me contaba Bia.

El momento en el que te vi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora