Los ojos del Diablo

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Para Xiao Zhan habían dos escenas de su infancia que recordaba más que todo, una de ellas era un fragmento detallado de las múltiples escenas de violencia familiar.

Su padre llegaba ebrio a casa, despertando a los dos perros que dormían en el jardín y los cuales comenzaban a ladrar alarmados al no reconocer a su dueño por sus movimientos tambaleantes, su aspecto desordenado y el fuerte olor a alcohol que emanaba de todo su ser, o a veces aullaban con emoción por verlo de regreso sano y salvo, pero en ambas ocasiones eran atendidos con insultos, golpes y patadas que los obligaban a refugiarse atemorizados de regreso en sus casas de madera.

La voz de su madre siempre se escuchaba tan claro y fuerte a pesar de que la mujer susurraba lo más bajo posible a sus hijos, tratando de despertarlos y llevarlos hasta un escondite seguro que el hombre no lograse encontrar, pero si era atrapada en el proceso, no solo ella se convertía en una pobre víctima.

Aún podía escuchar con tanta claridad a su madre gritar y llorar aterrada clamando misericordia al hombre que juró amarla, respetarla y cuidarla hasta que la muerte los separe.

Dos niños se quedaban encerrados en el armario, tratando de contener el llanto mientras aún por la rendija de la puerta podían ver el cuerpo de su madre sobre el suelo y bañada en sangre, aún se movía por las constantes patadas que el hombre depósito sobre ella desquitando su enojo y frustración por su miserable vida.

Y tal escena con el tiempo dejó de ser de miedo y se convirtió en cotidianidad, porque al final de cuentas, ella recuperaría la conciencia, se levantaría del suelo con las pocas fuerzas que le queden y continuaría con sus deberes.

Si alguien le preguntaría a Xiao Zhan sobre a quién califica como la peor madre, él tendría una respuesta que dar sin siquiera vacilar: la peor madre, la más despreciable, la mujer sin corazón, no es aquella que abandone a sus hijos, es aquella que soporta toda clase de maltratos, aquella que traga sus lágrimas y se calla para no ocasionar más problemas, aquella que soporta insultos y se rebaja a sí misma hasta el suelo sin importar que sea pisoteada, aquella que pone de excusa a sus hijos y que soporta todo tipo de maltratos por parte de su propia pareja afirmando que es por ellos y porque no crezcan en una familia dividida, pero Xiao Zhan siempre pensó que hubiera sido mejor si ella los hubiese tomado de las manos y los hubiese abandonado en un orfanato para comenzar una nueva vida, así dejaría de sufrir, o si ella hubiese clavado un cuchillo en su esposo, así hubiera ido a la cárcel, pero hubiera recuperado su estabilidad.

Ella tenía muchas alternativas, pero al final eligió irse sola.

Su maltratado cuerpo balanceándose suavemente en el aire, al final decidió abandonar a sus hijos, pero él nunca la culpó por ello.

Su madre se colgó de una viga de madera de la sala de aquella vieja casa y su padre lloró desconsoladamente su trágica perdida y usó aquello de excusa para seguir bebiendo hasta caer cuesta abajo.

Y de repente un día, salió por la puerta y nunca regreso, porque comenzó una mejor vida con comodidades a la compañía de su otra familia, olvidando a los niños que destrozó por años.

El otro recuerdo ya no era tan claro y tampoco sabía si era real, solo sabía que cada vez que lo recordaba trataba de distraerse con cualquier otra cosa que no fuese pensar.

Cuando era tan solo un niño, Xiao Zhan enfermó bastante y su temperatura era tan alta que su madre que en ese entonces aún estaba con vida trató de bajar con paños húmedos sin otra alternativa y consciente de que no tenía dinero para llevar a su hijo a un hospital. Cada una de sus acciones y medicinas naturales que le aplicó lo acompañaba con una suplicante oración hacia el dios que había abandonado hace ya mucho cuando dejó a sus padres atrás y se unió a su marido, sus ojos derramaban lágrimas y su voz estaba ahogada en llanto por la desesperación, pero aquel niño ya no podía escucharla ni verla.

Los Ojos Del Diablo // YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora