Capítulo 13- "¿Y si lo intentamos?"

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 Capítulo 13.

El ascensor parece ir demasiado rápido, los segundos han dejado de ser segundos para convertirse en medios segundos.

La canción The Sientist retumbaba por el pasillo, el pasillo que conducia al ático de Justin.  Sabe que amo esa canción como también sabe perfectamente que en esos momentos necesitaba un café sin azúcar en mi cuerpo. Sabia lo necesario que era un perdón en esos momentos, realmente Justin lo sabía todo.

-Si me necesita estaré en la planta de empleados señorita- dijo Lacross.

-Gracias- le dije con una tímida sonrisa.

Durante el camino había estando tan nerviosa que ni siquiera me había dado cuenta de lo mucho que me dolían los pies. Esos tacones rojos se clavaban en la moqueta como si fueran las dos lanzas que atravesaban mi corazón en ese momento.

Con toda la confianza del mundo me senté en el escalón de la entrada, me saqué los tacones y los dejé en la puerta. Moví mis dedos rojizos y suspiré ante el alivio, ser mujer era realmente duro.

Mi cabello estaba revuelto, mis labios ya no tenían ese rojo mate que logré al principio de la noche y mis ojos lucían cansados. Estaba hecha un desastre.

¿Cómo se supone que iba a presentarme así delante de él?

 Intenté hacerme una cola en el pelo, acomodar los cuatro pelos rebeldes y sentirme presentable por una vez en la vida. Me retoqué el pintalabios y le sonreí al espejo que tenía enfrente. Justin estaba justo detrás de mí.

-Estás preciosa- dijo. Su voz era apenas un susurro, un susurro inaudible. Un susurro doloroso.

-No lo suficiente para ti- le contesté.

-Para mi estarías bonita hasta con una bolsa de basura como vestido.

Eso era adorable.

¿Por qué no tenía el valor de girarme? Estábamos hablando a través del reflejo de un cristal, como si eso me diera menos pánico que encontrármelo de cara, como si eso fuera solo una imagen inanimada suya.

-Gírate- dijo.

-No tengo el valor- contesté.

Vestía un pijama demasiado cómodo mientras que yo vestía el traje mas incomodo que pudiera haber comprado en todo Zara. Quería llevar su pijama y su ropa interior encima, quería escuchar alguna playlist romántica de Spotify y quería abrazarle mientras le rogaba que todo fuera como la temporada que pasamos en ese tren. Lo quería todo de vuelta. Quería a Drew Senzhill de vuelta.

-¿Podemos hablar?- pregunté.

-Necesitamos hacerlo, esto no es bueno para ninguno de los dos.

Su camiseta era demasiado grande, me gustaba. Su ropa interior era negra y sus calcetines me iban grandes. Tee Shirt de Birdy se escuchaba por toda la casa y me hacía sentir como antes, como en casa.

El olor a café llegaba hasta mí junto a su voz, estaba cantando.

-Y ahora que estamos los dos cómodos, vamos a hablar como personas civilizadas. – dije.

Sabía que estaba enfadado con migo, se había sentado en el sofá que tenía enfrente y ni siquiera me había mirado las piernas. Estaba mosqueado por el beso con Nick.

-Primero hablemos del beso que te ha dado el capullo ese.

-Me he lanzado yo- afirmé. – Lo he hecho para demostrarte que no te pertenezco, no le quiero pertenecer a nadie...soy mía, soy libre.

Su expresión cambió totalmente.

-Lo eres pero me duele que te besuquees con otros gilipollas en un antro como ese.

-¿Querías ser tu ese gilipollas?

-Contigo lo quiero ser todo.

-Conmigo lo eres todo, eres tanto que acabamos sin ser nada.

-¡Pues seámoslo todo! ¡Seamos el sol y la luna, el café y la leche de tus cafés matutinos...seamos solo nosotros pero seamos un nosotros!

"SEAMOS NOSOTROS" dijo.

Recuerdo perfectamente que cuando fumábamos demasiado en su guardilla mientras escuchábamos canciones de Ed Sheeran y Jason Maraz siempre me decía que nosotros éramos como una obra de arte: "siempre nos admiraran pero nunca nos entenderán nena, siempre"

Y así fue, siempre nos admiraron pero nunca nos entendieron. El sacó sobresalientes emporrado en Harvard y yo simplemente trabajé y estudie para poder pagarme una universidad decente. Siempre deseados y admirados, nunca entendidos. Siempre juntos. Yo encerrada en mis libros y el encerrado en las drogas, yo encerrada en Austin y en el Dickens. Encerrados.

-Estamos demasiado manchados Justin, tu pasado, mi pasado, las cartas, la gente... ¡eres mi jefe! ¿Qué creerán los demás editores cuando me vean liada con el jefe? Me has mentido demasiado como para poder confiar en ti de nuevo.

-Me da igual lo que creerán los demás, tu eres tú y yo soy yo. Quien tenga una mala queja irá  a la calle y se buscará la vida. Podemos empezar de nuevo, una nueva oportunidad.

-Te he dicho de ser amigos...podemos ser amigos.

-Podemos serlo todo nena, eres la única que puede negarnos esta oportunidad.

¿Quería intentarlo? ¿Quería que fuéramos algo?  ¿Podíamos serlo?

-¿Y si sale mal?

-¿Y si sale bien?- respondió.

Exacto. Podía salir bien, podíamos lograr ser felices y llenar una casa de felicidad...podíamos cumplir todo lo que quise cumplir con él.

-Lo haremos pero nada de sexo, simplemente iremos poco a poco.

-¿Nada de sexo?

-No, si me amas de verdad podrás aguantar todo el tiempo que yo desee sin sexo.

-Nena llevas tanto como yo sin hacerlo, no puedes matarme de esta manera, te estás torturando a ti misma.

-No, yo tengo un amigo.

-¿Ah sí? ¿Qué amigo?

Su sonrisa se asomaba por los labios, hablemos de mini Justin.

-Pues es el mejor amigo del mundo, está ahí cuando lo necesito y se va cuando termino.

Su risa apareció por fin y inundó todo el salón. Adoraba esa risa.

-Aceptaré el pacto si me presentas a tu amigo, tal vez un dia podemos compartirte juntos.

-No, no sabréis a quien llamo si estáis juntos.

-Mierda. se me había escapado su nombre, mierda.

-¿Le has puesto mi nombre?

-Coincidencias de la vida.

-Pues me encantan esas malditas coincidencias, tanto como me encantas tú. 

Di que me recordarás - Justin Bieber y Tu. [2nda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora