Daddy Issues {Kookmin}

[8]

Las dos pieles bronceadas bajo aquel sol abrazador eran cubiertas de una capa de sudor. Los dos se movían de un lado a otro sin precisión ni orden, inexpertos ante el juego rutinario de sus tardes.

El reloj de goma de Jungkook indico que llevaban cuarenta minutos tirando el balón a la canasta y pasándoselo uno al otro; ni siquiera en su clase de educación física le dedicaba tanto tiempo. Necesitaba parar por unos  minutos o colapsaría.

-Agua -dijo entrecortado y tomando bocanadas de aire -. Necesito agua.

Jimin no dijo nada, pero con el pecho subiendo y bajando un tanto exagerado lo encamino al bebedero mas cercano. Ambos se turnaron en repetidas ocasiones hasta saciar su sed. El sudor en sus frentes y el aire corriendo rápidamente contra ellos hizo que se refrescaran y al poder oler el aroma de la poca naturaleza los dejo laxos por segundos, en donde la idea de tirarse en ese pasto bajo los arboles fue tomada y acatada en cuanto cruzo la mente de ambos jóvenes.

Para Jungkook le resultaba sumamente extraño haber entablado una relación con un compañero, con el que solo había intercambiado contables palabras. Porque algo tan cotidiano como los “Hola””¿Jugamos?“ y otras más no estaban en ellos. Miradas, asentimientos y negaciones era lo que los acompañaba y eso aún no lo comprendía el de ojos grandes.

Había llegado él mismo a la conclusión de que Jimin era alguien de pocas palabras, a quien no le gustaba mucho la conversación.

La realidad era, que Park amaba charlar con las personas, incluso hubo una época en donde se le distinguía por su sociabilidad y buen carácter, además de su facilidad de palabra, pero con el tiempo y sus acontecimientos venideros, las cosas cambiaron de un giro que lo desestabilizo y ahora la idea de entablar una conversación con alguien que no fuera su mente, le parecía lejano y extraño. Simplemente no sabría que decir.

O tal vez, solo tal vez, quería que alguien no lo mirara con extrañeza, miedo o lastima; que en lugar de hablar de él, lo hicieran con él; que no le preguntaran él porque actuaba de ese modo. Eso era lo que él quería, y con la extraña llegada de ese chico, un cosquilleo extraño se posaba en su garganta, algo inusual y tan raro que le hizo abrir su boca.

—Jimin —sonó apresurado, como si se hubiera estado aguantando de decirlo —Me llamo Jimin.

Hubo un corto silencio, donde el contrario asentía atento —Yo soy Jungkook.

Otro silencio mas.

—¿Vas a seguir jugando? —preguntó queriendo alejar a las tan conocidas pausas.

—Estoy cansado ¿te gusta mucho el basquetbol?

—No me gusta para nada —dijo serio y abrazo sus rodillas.

—¡Entonces ¿Por qué lo jugabas?!

—No lo se, ¿Por qué lo juegas tu?

—Porque pensaba que te gustaba.

Esa fue la primera vez que Jeon vio sonreír a Jimin. No hubo un ruido, risa o carcajada; solo un soplido saliendo de su boca, con una muy pequeña sonrisa. Se había acostumbrado tanto a su rostro serio, que lo destanteo ver esa reacción de él.

—¿Qué te gusta hacer en las tardes?

—No tengo idea, pero se que él basquetbol me fatiga.

—También a mi —alzo su mirada al cielo y pensó unos segundos —. ¿Futbol? ¿tennis? ¿andar en bici?

En todas, Jimin negó —En realidad no se si me gustan, no hago mucho por las tardes.

Era verdad, cuando no se la pasaba tirado en plaza viendo el tiempo pasar, su padre se llevaba las llaves de la casa dejándolo encerrado en el cuarto.

—Pues yo soy mas de videojuegos, ¿a ti te gustan?

—No se como jugarlos.

Como si tuviera un destello de adrenalina, Jungkook salto de su lugar poniéndose en pie —¡Perfecto, pues hoy te enseñare! -sonriendo emocionado tras la idea, fue por su balón —. Vamos, mi casa no queda lejos.

—En realidad, ya es tarde —dijo mirando a su alrededor.

—Tienes que volver… Esta bien, mañana después de clase iremos.

—Bien.

—Puedo acompañarte a tu casa y así pasar mañana para irnos juntos —por alguna razón su voz sonó tímida y se contuvo de mirar el suelo.

—¡No! —pudo oírse grosero, pero así lo prefería -. Me gustaría mas que nos viéramos aquí.

—Si, esta bien.

—Bien.

Y sin más ambos tomaron distintas direcciones, ninguno miro atrás, pero ambos habían puesto esa tarde como una muy buena.