La mejor versión de mi

Capitulo 1

Cuando tenía 4 años mi padre me abandono. Un día de la nada desperté y el no estaba, ¿desapareció? No puedo contar a ciencia a cierta como fue despertar y no encontrarlo o como fue la primer semana, primer mes, primer año. Solo se que un día desperté y el no estaba, inclusive jamas lo note. Si, no puedo describir como fue mi vida sin el pero tampoco puedo narrar como fue mi vida con el.
No le tengo rencor por abandonarme, ni siquiera por regresar 11 años después como si nada hubiera ocurrido y predominarse como "El mejor padre", tampoco lo odio por haberme tratado de grabar desnuda... Lo odio por crear un maldito miedo en mi de ser abandonada y rechazada. Y es que nací con una enorme necesidad de afecto, y una terrible necesidad de darlo.
Solía dormir con mi madre todas las noches y le pedia que me abrazara par poder apretar su brazo e impedir que se fuera. Pero no importaba lo fuerte que la apretara ella era mas fuerte y se soltaba en las mañanas para ir a trabajar. Y es que solo éramos ella y yo, una madre sola tratando de hacer fuerte a su pequeña, hacerla fuerte para sacarla adelante y que triunfe.
Mi madre y yo éramos muy unidas.
Mi madre era una mujer bonita, cada noche se tomaba horas haciendo sus rutinas de belleza. Su piel era blanca pero siempre tenia un pequeño bronceado, su piel era brillante y aterciopelada, siempre estaba fresca y olía a lavanda añejada. Amaba dormir con ella y sentir su frescura y poder olerla, mi abuelo siempre decía que olía a mujer bonita. Y es que ella era una mujer bonita, siempre estaba arreglada aun si era domingo. No bajaba a desayunar sin antes haber tomado un baño, no salía sin estar maquillada y bien peinada. Todos admiraban a mi madre por criar a una hija sola, ser amable aun cuando tenia un día difícil.
Pero un día la luz de mi madre se apagó, los vecinos y el mundo lo noto. Dejo de oler a lavanda y comenzó a oler a muerte.

Eran las 5 de la mañana y yo tenía 20 años. Me levante temprano para hacer ejercicio por videollamada con mi Federico. Me había levantado un poco antes para arreglarme ya que había aprendido de mi madre ha siempre verme bonita, salí de la habitación para ir al baño que estaba enfrente de la habitación de mi madre. Su puerta estaba abierta, me asomé para verla y estaba sentada en la orilla de la cama viendo a la nada, supuse que estaba normal y solo la salude rápido.
Estando en el baño escuche un grito, salí corriendo y vi a mi abuelo tirado a un costado de la cama de mi madre. Mis tías salieron corriendo para ver que sucedía. Mi madre estaba dormida, estaba dormida, ¿verdad? Mi abuelo le rogaba que despertara, que no nos abandonará. La hermana menor de mi abuela, Rocio, se repetía una y otra vez que no, que no estaba muerta, la mayor estaba agarrada de la puerta pálida sin saber que hacer. Mientras que para mi esa escena pasaba en cámara lenta.
Mi madre paso dos años peleando contra el cancer de sangre, llámenos egoístas pero mantuvimos en secreto la enfermedad para ella. Pero ella lucho contra ella, con transfusiones de sangre y tomando medicamentos.... Hasta que un día el doctor simplemente nos dijo que no había nada mas que hacer. Mi abuelo me dijo "disfruta a tu madre, no sabemos cuanto mas la tendremos". Las hermanas de mi abuela habían ido esas ultimas semanas a cuidar a su pequeña, pero no se quien era la pequeña, si mi madre o yo.
Deberían escribir una canción o un poema de como subí lo mas alto que pude para hablar con dios aun cuando no creía en el. Y le rogue por que tuviera piedad con mi madre, porque no la abandonara ni la hiciera sufrir. El doctor nos había advertido que los últimos días de mi madre serian complicados, que vomitaría sangre y que llegaría un punto en el que nos necesitaría hasta para ir al baño. Le grite a Dios que si debía llevársela lo hiciera, que si era tan solidario tuviera piedad de ella. Ese día el aire soplaba muy fuerte y hacia volar mi cabello, mis lagrimas se secaban rápido. Baje y fui a la habitación de mi madre, la habitación estaba llena, familia y vecinos habían ido para ver como estaba, al verme su rostro se ilumino y me hizo un espacio a su lado. Ella estaba tan enferma y aun así se veía hermosa, tenia que llorar a escondidas para no preocuparla, ella creía que solo era una anemia lo que tenia entonces jamas imagino que moriría o eso nos hacia pensar. Aun así todas las noche ella rezaba por que se aliviara y rogaba por vivir tan solo un año más.
Esa fue su ultima noche, y al día siguiente la casa se llenó de gente. Cuando se llevaron cuerpo todos aplaudieron.
No tenia mas lagrimas, no podia llorar, era como si estuviera en pausa. Hasta que llego la noche y la luna se pinto de rosa, me tire al suelo y llore, no había nadie a mi alrededor, solo era la luna y yo.

El tiempo parecía que no pasaba, las horas eran eternas y los días cortos. La vida no era vida si no una eternidad, mi único momento agradable era cuando Federico venia a casa y me distraía de la realidad. Pero un día me canse de todo, y simplemente tome la peor decisión de mi vida. Después de la muerte de mi madre me llevaron a terapia por ataques de pánico y terrores nocturnos y alucinaciones que tenia, el psiquiatra me había mandado una gran cantidad de antipsicóticos y me pareció una gran idea mezclarlos con ron y tomar la mayor cantidad posible. Claramente el plan no sucedió como lo tenia pensado, es el problema de ser amada, las personas te preocupan y no te permiten morir en paz. Recuerdo oír a mi abuelo rogarme que no muriera, que ya había pasado por las dos muertes de sus corazones (mi abuela. Y mi madre) y que no soportaría una mas, eso debió haberme motivado a vivir, pero estaba cansada de pelear y solo quería irme. Mi abuelo sostuvo mi mano lo mas que pudo y los doctores me salvaron. Me sentía estupida por haber fallado, sobretodo por que ahora debería vivir sabiendo que mi abuelo viviría preocupado por mi.
Federico llego al hospital un par de horas después de que despertara, la verdad es que jamas había amado a Fede, solo estaba con el por su compañía, era difícil ver como me amaba y no sentir nada mas que lastima. Mi familia amaba a Federico porque el me preocupaba demasiado y siempre me apoyaba, aparentemente éramos la pareja perfecta, solo faltaba que yo lo amara. Quizás suene como una maldita egoísta pero soy sincera, no lo amaba por mas que tratara. No sentía que fuera la chispa o el click del que hablaban, me sentía forzada a amarlo y muchas veces asqueada de tener que besarlo. Cada que el quería tener relaciones sexuales yo decía estar demasiado cansada o que no me sentía lista para hacerlo. No entendía por que el seguía conmigo si yo hacia su vida miserable. Pero yo no quería terminar con el porque su compañía a veces era grata, me gustaba cuando me sacaba a fiestas y bailábamos, me gustaba cuando me hacía reír o cuando veíamos reality shows juntos. Cada que lo veía me preguntaba que estaba en su mente, porque me amaba como lo hacia. Quizás ambos temíamos del abandono.

Desperté, todos estaban preocupados como imagine, desearía que no hubiera sido un circo y que pudiera ser un secreto. Federico me abrazo, podia oler que no había tomado una ducha, su olor era detestable. Pero me alegro que estuviera aquí, mi abuelo se acerco a mi y acaricio mi rostro. Los doctores dijeron que necesitaba ayuda psiquiátrica urgente y supervision hasta ser una persona mentalmente estable.

Cuando tienes depresión es difícil hasta lo mas mínimo como lavar tus dientes o tomar una ducha, había semanas en las que no podia cepillar mis dientes y cada que lo hacia me prometía que lo seguiría haciendo pero no pasaba. Me sexualice, cada que estaba triste buscaba a Federico para complacerlo aunque al final del día terminaba asqueada. Me volví la peor persona y el siguió sin abandonarme. Me odio, me odio por no valorar la vida, me odio por no valorar a las personas que me aman, me odio por no amar a Fede, me odio por no amarme.