contexto

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Todo empezó con mis abuelos y su trato, casarían a sus hijos como demostración de tregua...pero claro que no sería tan sencillo como eso.

Ambos jóvenes eran de mundos totalmente distintos, mi padre era el príncipe del infierno y mi madre la princesa de el cielo...creo que con eso ya queda algo claro quienes son sus padres, y si, los reyes de ambos mundos espirituales son mis abuelos.

Es algo predecible que uno de ellos no quisiera exactamente hacer tregua, Lucifer como siempre tenía otra idea...que su hijo corrompiera a su futura esposa, nada le dolería más a su contrario que eso, así que sin pensar en las futuras consecuencias hizo parte de su deseo realidad pero no les beneficio en casi nada, pues cometieron errores que tuvieron que ser pagados y que llevaron consecuencias a la generación siguiente.

Luego de la boda tuvieron que buscar un lugar donde pudieran vivir ambos, dónde podrían estar almas buenas pero no perfectas, al no existir tal cosa decidieron crear el muy poco conocido "purgatorio" lugar dónde formaron su hogar en uno de los niveles más bajos.

Al principio la relación fue complicada, eran tan distintos que la convivencia era casi insoportable, nada de lo que le gustaba a uno le gustaba al otro pero sin embargo él estar en la misma casa y tener que estar todo el día juntos con el paso de el tiempo les hizo acostumbrarse al otro, mi madre fue quién dió el paso de acercarse a mi padre y él aunque la mayoría de las veces se molestaba se dejaba hacer porque recordaba muy bien cuál era su objetivo con ella, sin darse cuenta se le hizo algo fácil manipularla a su antojo y hacerle creer que en verdad la amaba.

Ella con su inocencia no pudo darse cuenta a tiempo de lo que él hacía, cayó perdidamente enamorada del hombre al cual tenía como esposo y aunque a veces le hiciera daño, ella solo lo defendía diciendo "él no es malo, solo creció en el lugar equivocado", creía firmemente en qué lo ayudaría a mejorar costará lo que costara, siempre le contaba a cerca de su mundo y lo lindo que era, sus ojos brillaban como estrellas cuándo narraba sus anécdotas y sus sueños, sobre todo cuando lo mencionaba en sus futuros planes, parecía una niña pequeña cada que mencionaba o pensaba en su esposo, esa emoción y felicidad, la hacían recordar ese amor y paz que sentía cuando lo abrazaba, el echo de que el solo verlo la hiciera sonreír, él era su mundo, su única prioridad... lástima que él no sintió lo mismo.

Se basó tanto en las órdenes de su padre que no le dió una verdadera oportunidad a su esposa, todos los regalos y demostraciones de afecto eran falsos, hasta esa sonrisa que tenía cuando estaba con ella era falsa, salía en las noches con otras personas y volvía en la madrugada antes de que ella despertara, sentía asco cada vez que ella lo tocaba y a veces no podía evitar el golpearla o gritarle, luego pedía disculpas y decía que no era su verdadera intención, aún siendo así cuando no estaban juntos él decía que ella no lo merecía, que se sentía ahogado y encarcelado con esa relación, que hubiese preferido matarse antes que darle una oportunidad, buscaba saciarse con otras mujeres y con el castigo de las almas, fue un cínico y no se molestó en ocultarlo.

Un día todo se le derrumbó, en vez de salir del purgatorio invito a algunos de sus amigos ahí junto a algunas "amigas" y él no tardó en buscar a una y tomarla por la cintura mientras compartían el "licor", al poco tiempo apareció su esposa y lo encontró así con ella... No sabía que sentir más que decepción y dolor, no sabía que era capaz de tener ese tipo de emociones... sólo alcanzó a decir con la voz quebrada.
"yo confíe en tí" y luego salió corriendo, por alguna razón esas palabras le afectaron y por impulso fue tras ella dejando a todos asombrados, intentaron frenarlo pero solo les gritó y amenazó con que se arrepentirían si no lo soltaban, él tampoco sabía que era capaz de tener ese tipo de emociones.

Al alcanzarla la tomo de la muñeca y la sintió temblando, se le colocó de frente y aunque está vez en verdad quería explicarle por su orgullo y naturaleza intentó seguir mintiendo, pero ya no funcionaría como antes...lo supo en cuánto la escucho de nuevo
"Ya suéltame, solo sabes hacer daño...no puedes ni si quiera ser sincero conmigo"
Le enfadó lo que dijo, le respondió golpeandola en la cara con tal fuerza que la hizo perder el equilibrio y le gritó
"¡no te atrevas a darme órdenes! ¿Quieres que sea sincero? Bien, no te amo la verdad nunca lo hice, solo me das asco, me repugna el tener que vivir contigo ya que eres una miseria...me arrepiento de el momento en el que acepte casarme con un maldito ángel"
La veía con ira, no pudo si quiera fijarse que estaba llorando, no le dió si quiera atención a qué tuviera una de sus manos posada en el lugar dónde la golpeó o que estuviera con la cabeza gacha, apretó el agarre en su muñeca exigiéndole que dijera algo lo cual no hizo...grave error.

Incrédulos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora