Ayer fue uno de esos días que llegue a casa cansado y deprimido como de costumbre, ya no encuentro las ganas de seguir adelante y luchar por mis sueños. Ya no puedo ni verme al espejo porque estoy totalmente roto, y lloro todas las noches desde hace unos meses, creo que desde el día en que no estas perdí parte de mí.
No estoy hablando de un amor que me abandono o murió, curiosamente siempre se habla de eso cuando estas triste, pero en mi caso, no.
Han pasado ya unos meses desde que supe que mi bebe se había ido, que mamá, aunque quiso protegerte, no puedo, su cuerpo no lo permitió y que papá no hizo absolutamente nada para cuidarlos.
Me quiebro al escribirte esta carta, si, a ti, al bebe que no pude conocer por circunstancias que nadie puede proveer. Me hubiera gustado que sea niña, para así molestar a tu mamá y que te convirtieras en mi princesa, ver películas cursis – claro, solo si te gustan –, aprender a peinarte el cabello y que pintes mi cara con los maquillajes de mamá, y mil cosas más.
Si hubieras sido niño tampoco hubiera problema, tendría con quien jugar al play, ir a entrenar, salir a ver películas de acción y enseñarte a como ser el hombre que mi padre jamás me enseñó a ser pero que al final me convertí, en uno bueno.
Aun no puedo soltarte del todo ya que sigo viendo el video de los latidos de tu corazón, y me quiebro, porque escucharlos fue la melodía más bonita que he oído.
Probablemente esta carta no tenga un gran contenido de palabras, pero sí de sentimientos y espero que algún día pueda tomar tu mano para hacer todas esas cosas que quedaron pendientes, porque papá y mamá, siempre te recordaran.