— ¿Estás segura de que lo quieres hacer así? — me fijo en Oli, que lleva un vestido suelto que no se le entalla a la cintura, asiento.
— Tiene que ser así, porque se va a volver a ir, y la próxima vez que vuelva... — resoplo echándome el pelo hacia atrás—. Es que no sé por qué prefiere gastarse el dinero de aquí para allá en ved de quedarse aquí o...
— Sh... — la asturiana viene hacia mi y me abraza, siempre son reconfortantes sus abrazos—. Parece que nos hemos puesto las tres de acuerdo — ríe.
— O ellos, que son amigos hasta para eso — contesto, resoplo buscando con la mirada algún sitio para sentarme.
La gente en esta parte del aeropuerto nos ignora, mejor porque así son menos explicaciones las que hay que dar. Arreglo la falda de mi vestido como puedo, muevo la pierna nerviosa. No es algo que ninguno de los dos no quiera, pero si es en un momento inesperado.
— ¡Cariño! — levanto la cabeza hacia la puerta, sonrío viéndolo caminar hacia mi acompañado de un par de compañeros suyos del equipo.
— Oh, Eric... — miro hacia Oli, que sonríe poniéndose de pie—. Esto... — aprieto los labios, pocas veces me había quedado sin palabras.
— ¿Cariño? — ríe viniendo hacia mi con media sonrisa— Que sorpresa, que ganas tenía de verte después de... — viene a abrazarme, pone una mano en mi espalda entallando el vestido en mi cuerpo—. ¿Ainhoa estás bien? — con la otra mano hace que la tela se pegue a mi barriga, bastante pronunciada ya.
— Sorpresa — sonrío, Oli levanta un pequeño cartel con dos chupetes que pone Benvingut a casa, papi.
— Te iba a decir que me digas que no es broma, pero no puede ser broma con tremenda barriga... madre mía — ríe peinándose hacia atrás, sonrío viendo cómo sus compañeros vienen hacia él y aplauden a su lado—. ¿Vamos a ser padres? — asiento con media sonrisa.
— De dos, por si era poco — río abrazándolo con fuerza, él suelta un pequeño grito vítor haciéndome girar.
Me abrazo con fuera a él, inspirando el olor de su colonia. Quedándome en el calor de sus brazos, sintiéndome en casa. Cómo me llevo sintiendo desde hace tanto tiempo: desde que me conquistó en Manchester hasta que volvimos a Barcelona, desde el día en el que nos casamos, el día en el que dejé mi piso en el centro para mudarme a nuestra casa.
— T'estimo, petita — susurra en mi oído, sonrío con los ojos cerrados.
Me baja, una de sus manos puesta sobre mi abdomen, ya bastante notorio. Él muerde su labio inferior y niega. Ríe y ese suave sonido es capaz de erizarme toda la piel.
— No hay nada que me haga más feliz en el mundo que esto, ¿lo sabes? — asiento con media sonrisa.
— ¿Ni el fútbol?
— Cariño, que le den al fútbol.
ESTÁS LEYENDO
Extras
FanficPequeños extras de la #DreamTeenSeries ADVERTENCIA: no leer si no te has leído algún libro de la saga.