Iván adoraba abrazar a Rodrigo por la cintura y recostar su cabeza en el hombro de este cada que tenía la oportunidad, pues su novio era notablemente más pequeño que él; También le divertía cuando pegaba un saltito del susto, insultandolo de vez en cuando.
Habían ocasiones en las cuales Rodrigo tenía a su adorable mascota entre sus brazos, dándole mimos cariñosamente. Cuando Iván se acercaba a abrazarlo como de costumbre, este se alejaba con la excusa de que su gatito necesitaba atención.
Pero Iván también la necesitaba.
── Es un gato, Rodrigo ─ El castaño lo observó de reojo frunciendo el ceño, como si esas palabras lo hubieran ofendido. Aún con el felino en brazos se dirigió a su habitación, siendo seguido por Iván. ── ¡Y yo soy tu novio! ─
Con su pie se encargó de cerrar la puerta justo en la cara de su novio, quién paró antes de ser golpeado por la madera.
Iván resopló, molesto, abriendo la puerta y observando a su pareja, sentado en la cama acariciando a Barry mientras le dedicaba palabras dulces. Nunca lo admitiría, pero estaba ligeramente celoso de ese gato.
Se acercó lentamente a la cama quitándose los zapatos y se subió a esta hasta llegar al lado de Rodrigo, recostó su mentón en el hombro del castaño esperando a que este le pusiera un poco de atención.
Al no obtener resultados frunció el ceño, fastidiado. Hundió la nariz en el cuello de su novio, el cuál río levemente por las cosquillas, pero sin desviar ni siquiera su vista del felino, durmiendo plácidamente en su cama.
── Rodrigo... ─ Lo llamó, sin recibir repuesta. ── La puta que te parió ─ Susurró contra su cuello seguido de una mordida, eso probablemente dejaría marca en su blanca piel.
El castaño soltó un gritito por la sorpresa más que por el dolor, pues no fué una mordida profunda. Se alejó del más alto volteando a verlo finalmente, este sonrió de forma inocente intentando acercarse otra vez, siendo brutalmente rechazo y casi tirado de la cama.
── ¿Qué hacés, gil? ─ Preguntó con cierta burla y ofensa el más bajo, levantándose de la cama.
El felino se despertó debido al movimiento, al ver a su dueño parado supuso que iría a algún lado y se levantó, lanzandose al suelo para recostarse en la pierna de Rodrigo, el cuál sonrió al verlo.
Iván lo observó incrédulo; Rodrigo se agachó para levantar al gato y darle un besito en su cabecita, yéndose nuevamente de la habitación.
¿Qué tenía ese gato que él no?
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Iván estaba oficialmente cansado, cansado de ser ignorado por su novio debido a cierto gato.
Iba de un lado a otro en busca de la atención del mayor, quién en su lugar se la pasaba con el felino nombrado Barry, incluso cuando este dormía.
