Scared

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Cerré los ojos y hundí mi cabeza en la almohada, como si así pudiese despertar de aquello que estaba pasando, era demasiado para mí cuerpo, realmente estaba sintiendo los labios de Tristan en mi ingle, lamiendo un camino hasta mi miembro. Me sorprendió, creí que sería la típica noche con un heterosexual que deseaba experimentar, sin sexo oral y de espaldas. Pero abrí los ojos y lo vi totalmente entregado en lamer y chupar mi miembro mientras miraba mis ojos con los suyos en una expresión seria y amenazante. Qué rayos estaba pasando ¿este era el chico tímido y amable de primaria? Veía a este cachorro convertido en un lobo mientras con maestría me comía.

Como si fuese poco, puso sus manos bajo mis muslos y levantó mis piernas abiertas, dejándome en una posición embarazosa para lamer descaradamente mi entrada. Casi nadie me preparaba, generalmente lo hacía yo mismo con mis clientes, ¿pero este era un cliente? Cómo saldría de allí sin sentirme ligado a Tristan si desde la preparación me tenía gimiendo y arrugado las sábanas con mis manos.

- No aguanto más. - dijo tosco Tristan sacándose su cinturón armani y bajando su ropa interior negra, vi su miembro increíblemente duro. Me hizo tragar saliva, era grande en comparación al mío.

- Es.. Espera es... - nunca me había sentido amenazado, estaba tan acostumbrado al sexo que nada me parecía demasiado, pero era Tristan y mi corazón latía como si estuviese cayendo en una montaña rusa.

Se acercó a mi boca con el ceño fruncido, viendo esa expresión de súplica que vi a principio. Increíblemente tentadora.

- dejame entrar.. Te vas a sentir bien.. - Tristan susurró mirando mi rostro como hipnotizado y sin previo aviso me penetró de tal manera que chocó enseguida con mi punto haciéndome soltar un alarido. Estaba avergonzado, era primera vez que no podía controlar nada que expresaba mi cuerpo, ni la humedad de mi miembro, ni mis gemidos lascivos. Sonrió engreído al verme claramente afectado y sonrojado por su miembro, el maldito sabía que me estaba volviendo loco.

- Qué miras, muévete ya. - murmuré enojado. Esto al parecer produjo un corto circuito, vi su rostro impresionado,con una sonrisa expresando locura y comenzó a penetrarme con un perfecto movimiento ondeado de su cadera. Afirmó mis muslos y se arrodilló mientras me tenía recostado en la cama para penetrarme. Tenía frente a mi la visión más erotica del mundo, Tristan golpeando entre mis piernas mientras me comía con la mirada, desde mi miembro hasta mis labios y su abdomen marcado y sudado, al igual que podía ver las venas marcadas en los músculos de sus brazos, como si estuviese haciendo un esfuerzo por no explotar de ganas.

No pude retener un gemido cuando encontró la forma de embestirme de tal manera que frotaba mi punto de forma intensa, se dio cuenta de esto y cada gemido mío lo hacía temblar, besándome los labios, adorandome como si fuese una especie de semi Dios, o un diamante valioso.

Volvió a recostarse encima mío mientras me masturbaba y penetraba, mordiendo mi cuello y lamiendo mi mandibula, para ese entonces me tenía sollozando con mi mano en su muñeca como si eso impidiera que siga masturbándome, veía que me causaba un placer enorme y no iba a dejar de provocarmelo.

Nos miramos a los ojos un momento y fue en ese entonces que no necesitamos palabras, fue extraño, no sé si él habrá sentido lo mismo que yo en ese par de segundos pero él al igual que yo, se fundió en un abrazo apretado mientras yo también me sujetaba de su cuello. Me agarraba tan firme mientras me penetraba, que sentía de alguna manera que no quería dejarme ir. Me quitaba el aire.

Segundos antes de que el se derramara dentro mío, eyaculé yo, presionando su miembro con mi entrada sin piedad. Fue el orgasmo más intenso de mi vida, me había dejado con los ojos llorosos y la piel rojiza, Tristan por otro lado se quedó en mi pecho moviéndose muy lentamente mientras temblaba y se quejaba por el acto.

- lo siento.. Terminé dentro.. -logró decir con esa voz amable y timida que había desaparecido en el momento en que follamos. No pude evitar reírme, las circunstancias eran extrañas, no podía creer que había tenido el mejor sexo de mi vida con mi primer amor de infancia que nunca resultó. Debía congelar mi corazon si no quería caer.

Fue cuando Tristan me contempló con la mirada mientras me acariciaba mi mejilla y acomodaba mi cabello, que sentí pánico. Sus ojos me expresaron tal calidez y cariño que no pude seguir ese sueño, la decepción que según yo aparecería en algún momento.

- Es gratis.

-.... ¿Qué? -Tristan me miró incrédulo, quitando lentamente su mano, quería gritarle que siguiera abrazándome, acariciandome, que durmiera conmigo y me protegiera de otra noche fría y solitaria. Pero lo único que salió de mi boca fue un par de palabras frías y lamentables.

- Que no te cobraré - dije en modo automático mientras me limpiaba y subía mis pantalones por mis piernas, evite verlo ahí, recostado y desnudo mirándome con lo que predecía era una mirada de angustia. Aclaré mi garganta y sonreí como un hipócrita abotonando mi camisa. - me gustó, sería tonto cobrarte. Bueno, fue un gusto verte...

- Espera.. Adrian, de qué..

- Espero te vaya bien. No me acuesto con una persona más de una vez entonces.. Bueno, se entiende. Adiós - lo miré cinco segundos y me llevé esa imagen conmigo al salir de esa habitación, en donde prácticamente huí descaradamente ¿En qué estaba pensando? Fue una noche maravillosa, pero sabía que Tristan sólo estaba jugando, le vi un anillo en el dedo anular. No quería exponerme a otra decepción amorosa. Sin embargo el solo hecho de haber salido de esa habitación significó una herida en mi pecho.

Al momento de entrar en el ascensor me odie por darle tanta importancia al asunto. Yo nunca lloraba, me estaba esforzando por ser el puto frío sin sentimientos que me las había arreglado tan bien para serlo, pero escuché una canción, apoyado en la pared del ascensor y enseguida sentí dos gotas de agua cayendo de mis mejillas, estaba llorando por primera vez en años.

Solo Adrián (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora