I
Suelo caminar por los pasillos mirando el suelo y siguiendo a lo demás a donde quiera que vayan. Dicen que solo soy una niña de 16 años con problemas con la sociedad y de adaptación, todas esas son estupideces y de las grandes. Yo soy normal, mido 1,60 metros, pelo negro como buena chilena, no tan delgada y ni tan gordita, esos es normal, creo.
No sé si la gente no se adapta a mí o yo no me adapto a ellos, es una duda que me demoraré muchos años en responder. Aunque tengo amigas y suelo hablar con ellas de los típicos temas de adolescentes, estoy consciente de que luego del colegio no nos veremos más. Creo que pienso mucho en el futuro...
Me gustan muchas cosas como la música chilena, música clásica, los árboles, las flores, pajaritos, perros, gatos, el olor que hay afuera a las cuatros de la mañana, los grillos que cantan en las noches tristes, el olor a tierra mojada, las guitarras viejas, el piano, el sol que se cuela entre las ramas y muchas cosas más.
II
Hay un niño que suelo ver en la biblioteca, siempre lee libros gigantes, creo que son de más de 400 páginas, deben ser muy interesantes, lo puedo notar por los gestos que hace cuando los lee, logra conectarse con el libro.
Otro día y lo veo de nuevo ahí, como siempre. Ahora se me ocurrió pasar por detrás de él y ver que hace. Él estaba con su celular -primera vez que veo que quita sus ojos del libro-pensé. Traté de acercarme más, él veía fotos de flores, eran unas hermosas flores y pensé que era muy tierno, todo se interrumpió cuando él gira su cabeza y yo inmediatamente me giré y me fui. Estando ya fuera de la biblioteca estuve preguntándome si se habrá dado cuenta de que lo estaba mirando.
Hubo una actividad en el colegio donde muchos cursos se juntaron y como por destino tuve que hacer grupo con el niño. Me acerqué a él, todo lo que estuve pensando en la semana fue como será, cuál será su nombre y que le gustará.
-Hola
-Hola- me contesto fríamente
Ya me conoce pensé.
-¿Qué quieres? Me preguntó antes de que pudiera hablar
-Yo...yo... nada, creo que tenemos que hacer un trabajo juntos o algo así, eso no dijo la profe- le contesté nerviosamente
-Está bien, siéntate para que empecemos.
Me sente rápidamente, él me seguía mirando, era un poco seria pero quizás bajo esa seriedad encontraría al tierno joven que veía fotos de flores.
Pero luego sorpresivamente me dijo que me conocía, que me había visto en la biblioteca rondando, viendo libros que nunca leería y que había notado que intentaba ver que hacía en su celular. Eso me puso aún más nerviosa así que tuve que ser sincera.
-Es verdad, lo siento, no es que intente espiarte, la cosa es que siempre te veía leyendo y por primera vez habías quitado los ojos del libro-
-Jajaja, pensaba que era invisible para los demás y que por eso nadie se acercaba...
Eso me sorprendió, quizás él era como yo. Ahora me interesa aún más.
III
Luego de esa actividad, solo volví a verlo en la biblioteca. Creo que para él esa conversación no fue tan especial como lo fue para mí.
En alguno de los tres horarios de descanso que tenemos, voy a la biblioteca y ahí esta él, pegado al libro, moviendo cada dos minutos su cabello largo, cruza sus dedos y mueve sus pies bajo la mesa como si fuera un robot.