Capítulo 19

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—Te quedarás conmigo hasta que considere que estás lo suficientemente bien—dice Mark dejando junto a su armario la pequeña maleta que Ava me llevó al hospital cuando me dieron el alta

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—Te quedarás conmigo hasta que considere que estás lo suficientemente bien—dice Mark dejando junto a su armario la pequeña maleta que Ava me llevó al hospital cuando me dieron el alta.

Sentada en su cama, apoyo mis brazos a los lados en el colchón y alzo mis cejas. Está exagerando, pero no pienso discutir al respecto, me gusta mucho el Mark sobreprotector. Siempre tuve padres preocupados, aunque capaces de confiar en mí; no busco menos en una pareja y Mark lo hace perfecto.

—Sí quieres que viva contigo solo tienes que decirlo—me burlo—. Podría jamás sentirme bien, mi cuerpo necesita...muchas cosas.

—¿Cosas? —camina despacio hasta quedar de pie frente a mí. La vista que tengo en este momento es una enorme tentación—. ¿Qué tipo de cosas?

Muerdo mi labio y levanto la mirada.

—Esas que nos gustan, esas que te encantan controlar.

Empuña mis rizos, aunque sin la fuerza a la que ya me he acostumbrado. El fuego en su mirada es capaz de ponerme a arder y creo que inconscientemente mi cuerpo se arquea ante la espera.

—Me gusta esta posición—susurra—. Pero justo ahora, hay algo que me apetece más.

Sus rodillas tocan el suelo y comienza a desvestirme lentamente, sin apartar su mirada de la mía. Mi respiración va cada vez más rápida, al igual que mi corazón. Se toma su tiempo y tengo que ponerme de pie para que baje mi pantalón junto a la ropa interior.

Cuando vuelvo a la posición en la que estaba, abre mis piernas colocándolas sobre sus hombros, me mira a los ojos y dice:

—Te amo.

Entonces su lengua hace contacto con mi cuerpo y un escalofrío me recorre, como si una corriente atravesara mi cuerpo, sobre todo cuando aumenta el ritmo de esa manera que me gusta. Rodea mi clítoris, succiona, reduce el ritmo, vuelve a acelerar; cada movimiento me pone a temblar y a gemir su nombre. «¡Dios, esto es el paraíso!»

Una de sus manos sube a mis senos, ni siquiera me di cuenta que estaba tocándolos hasta que él me aparta y toma ambos, apretándolos con fuerza y haciendo que suelte un grito. Introduce dos dedos en mi interior y el ruido que causa mi humedad, al entrar y salir, es adictivo.

Su boca toma el control por completo, lame como si su vida dependiera de ello. Suelta mis senos y con ambas manos sujeta mi culo levantándome un poco para tener mejor acceso. Todo lo que hace, su desesperación mezclada con la mía, el calor que recorre cada rincón de mi cuerpo y los ruidos que provoca la succión ¡Dios! Me lleva al límite.

—Mark—jadeo.

El aire me falta, mis ojos se nublan por el placer y los dedos de mis pies se encorvan mientras me aferro con fuerza a las sábanas. Entonces me dejo ir, me corro sin preocuparme si estoy siendo ruidosa o no, si tiro con mucha fuerza el cabello de Mark o en cualquier otra cosa. Nada importa, solo él y yo, y el maravilloso orgasmo que aun me tiene en las nubes.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora