Los perros ladravan, ladravan de una manera feroz. Salvaje, hasta miedo daban. Ladravan sin cesar, como si hubiera algo que los molestara o ellos se molestaran. Solo ladraban. Es lo ùnici que se escuchaba, sus ladridos, ahogados en desesperación. Llegó un momento en el que mis oidos no daban más. Solo quería huir, lejos. Donde las personas no fueran como lo son en este lugar. En mi lugar. En mi hogar. En mi casa. Personas con corazón.