[10] Lo encontré en un sueño

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Los días para que llegara el eclipse se acercaban, poco a poco los guardianes ponían en Jack más dudas de su Pitch podría hacerse cargo de todo lo que le prometió, sus colegas no querían el mal para el, solo estaban preocupados en como el joven guardian de cabellos blancos hablaba del poder del coco y como este había logrado tan poco en menos tiempo del pensado.

Picth Black más conocido como el astro oscuro por las estrellas estaba entrenando para poder controlar su poder, este era la oscuridad y la desgracia cósmica, pero a parte de destruir podía transformar el polvo que dejaban las estrellas que destruía en hermosas nubes cósmicas que adornaban los cementerios de grandes estrellas.

Sandman estaba orgulloso de Pitch quien tan solo en dos semana había hecho lo que a él le llevo años, lograr controlar el polvo estelar en la tierra de los mortales era muy complejo, si lago salía mal, muchas personas se verían afectadas, así que siempre procedía con cuidado, por alguna extraña razón las noches anteriores se sentía extraño estar cerca de su hermano y esperaba no estuviera pensando nada malo.

Por otro lado cerca de allí, Pitch se sentía traicionado, Jack todo el tiempo iba a dónde los guardianes, decidió seguirlo por su sombra un día sin que esté se diera cuenta, observó a todos su enemigos reunidos en un lugar, estaban criaturas antiguas, de cierta manera mágicas que no eran arte del círculo de los guardianes.

El coco había visto como los demás personajes inspirados en cuentos mágicos y leyendas, le metían ideas falsas en la cabeza al chico quien solo negaba todo lo negativo que pudiera tener con el. Pero aún así la incertidumbre asoló su mente.

Pitch por alguna extraña razón se sentía mal, traicionado, y no podía dejar de pensar que su motivación una semana atrás sería el poder recordar esos pequeños gestos de gratitud del joven guardián, esos días estaba dispuesto a buscar otra manera de controlar a las pesadillas, pero nada funcionaba.

El coco al estar frustrado decidió salir a un pueblo que estaba cerca de la región donde se habían refugiado para practicar, todo lo más lejos posible de las civilizaciones cercanas, así fuera una casa con una familia adentro.

Al estar en el pueblito podía ver cómo los niños jugaban, se pregunto cómo se sentiría el que lo vieran, una pequeña niña se giró al escuchar unos pasos, los siguió y vio a un hombre alto vestido de negro, se asusto bastante pero su curiosidad la ser tan pequeño le dió por a llamarlo.

—¡Oiga señor!— llamó la pequeña— Señor de negro.

Picth al escuchar aquello se giró sorprendido por lo que veía, atrás de el había una niña de cabellos castaños y ojos color avellanas llenos de curiosidad que lo miraban asustada, su temblor se vio apaciguado por un gesto muy dulce, el coco se había agachado para poder tomar la mano de la pequeña.

—No te asustes, no te haré daño— dijo el mayor para ver cómo la niña sonreía nerviosa.

—Detrás de ti hay una cosa—dijo ella con la voz temblorosa.

—No te hará nada, solo es mi caballo— dijo de igual manera nervioso.

—Usted es muy extraño—dijo ella para tocar la mano ajena.

La mamá de la niña le había enseñado a no tener contacto con gente extraña, y mucho menos con personas que no fueran del pueblo. Aunque ella tuviera siempre presente esa idea algo en su corazón le decía que podía confiar en el, era un sentimiento lindo como si siempre lo hubiera conocido.

—¿Tu eres mi guardián?—pregunto la niña.

—¿Que quieres decir?— dijo el coco un poco confundido.

—No lo se, solo siento que me vas a proteger siempre— dijo la niña con una sonrisa.

—Miranda— se escuchó del fondo del lugar a una mujer.

Fria oscuridad {Jack Frost x Pitch Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora