Al amanecer, Abbie disfruta de su desayuno mientras su esposo llega para hacerle compañía. Aunque intenta ocultar su inquietud, no puede evitar sentirse tensa por su cercanía.
—Hoy tenemos el cóctel a las nueve.
—Oh, lo siento amor. Tendrás que posponerlo sólo por unas horas, tengo una emergencia que necesito resolver.
— ¿Está todo bien?
—Sí, todo está bien, no te preocupes. Solo necesito encargarme de esto hoy mismo—le toma la mano con suavidad—. ¿Podrías ocuparte de eso sin mí?
—Claro que sí, preciosa—le dice mientras le da un beso en los labios. Abbie se pone aún más tensa. No puede dejar de pensar en la rubia, y entre más lo intenta, más intenso se vuelve el deseo de estar con ella otra vez.
***
Por la tarde, Karina completa unos informes solicitados por el magnate. Él le pide que, una vez archivados, pase a su oficina para entregárselos personalmente. Se siente incómoda ante la idea de un encuentro con él, igual que Abbie lo había estado. Intentó concentrarse en el trabajo y mantener la mente ocupada para alejar esos recuerdos molestos.
De repente, la puerta se abre y Karina ve a Abbie entrar con un vestido Versace que resalta su belleza. La visión la sorprende y la deja sin palabras. Se controla para no dejarse llevar por la provocación y le saluda con frialdad, como si nada hubiera pasado entre ellas. Abbie coloca una tarjeta en su escritorio.
—¿Qué es esto? —pregunta Karina, mirando la tarjeta con desconfianza.
—Es la llave de un motel—responde Abbie, con una sonrisa que no alcanza sus ojos. Karina toma la tarjeta, la observa incrédula y suelta una risa nerviosa.
—No, olvídalo. No voy a ir.
—Sí, vas a ir—la amenaza Abbie con una mirada firme.
— ¿Por qué crees que voy a complacerte?
—Porque si no lo haces, le diré a mi esposo que sé todo sobre tu relación con él. Revelaré a todos que tiene una amante y me aseguraré de que tu reputación quede completamente arruinada. No solo eso, me encargaré de que ninguna empresa quiera relacionarse contigo o con él en el futuro. Así que piénsalo muy bien.
Karina se queda sin palabras, pero después de considerar las consecuencias, toma una decisión.
— ¿Esto sería hoy?
—Sí, hoy a las 8. La dirección está al reverso de la tarjeta.
La rubia le echa un vistazo para darse una idea de dónde es. Abbie irrumpe en su espacio y ella aspira su delicioso aroma, a centímetros de su rostro. Siente la tentación de arrebatarle un beso ahí mismo, cuando de pronto Sebastián abre la puerta y ambas se despabilan.
—Hola amor, ¿Terminaste el asunto que me dijiste?
—Sí, mi amor. Ya todo está listo y aquí me tienes para acompañarte—Karina se muerde los labios bajando la mirada.
—Perfecto, vamos entonces—responde y la abraza por la cintura y se dirigen a la entrada.
Cuando cierran la puerta detrás de sí, Abbie le dice que había olvidado algo, a lo que Sebastián se adelanta mientras ella se devuelve a la oficina.
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La Amante de Mi Marido
RomanceEl deseo se apodera de ella cuando la descubre, una seductora rubia que no solo transforma su vida, sino que lo hace de una manera inquietante. Esta mujer hermosa oculta un secreto insólito, uno que despierta una obsesión peligrosa. La protagonista...