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Recuerdo cómo fue aquella mirada que me diste en el parque; tenue, sutil y tranquila.

Yo, por dentro, me encontraba alterada y extasiada, el corazón brincaba y mi respiración oscilaba.

Tengo que gritar al universo que me inundo con tus gestos y con tu voz en todos tus idiomas.

¿Cómo planeo que no te volteen a ver si resplandeces como el sol?

Las estrellas nacen cuando despierto, explotan cuando sonríes así de cruel y vuelven a nacer cada que te me acercas.

Si he de acabar en sequía tú eres la gota que reverdece el horizonte y sus tierras lejanas empapadas de polvo cósmico.

Puedo observarte en la lejanía cuando corres como gacela; tan fino, elegante y sin tropezar.

Si yo caigo, a veces lo sueño, supongo que me atraparías antes de tocar los suelos.

Los girasoles comenzaron a brotar con el sol del segundo día del último mes del primer semestre y yo de manera absurda lo negaba.

Yo sabía que llegarías y tendría que ponerme ese vestido azul aquel día harta de tenerlo guardado sin ocupar, gracioso destino.

El tiempo te jugó chueco y llegabas tarde con el sudor empapando suavemente tus cabellos.

Tu mano peinó los mismos hacia atrás mientras mis manos limpiaban tus gafas y ahí pude ver mi lugar soñado encarnado.

Tuve que aterrizar tantas veces de tan alto que volaba, como los peces y sus raíces de se enroscaban en mi Mercurio.

Flotabas con luces rosas y eso me ayudó a vislumbrar entre las sombras de mi osadía al no aceptar lo que las nubes ya sabían.

¿Y si me equivoco?

No importa.

Lo que más quiero es verte sonreír siempre como cuando bailabas bañado de sol y tus movimientos un tanto erráticos daban todo de sí.

Quisiera no perder más tiempo y besarte con todo mi cariño, abrazarte entre las arrugas de las telas y ver fijamente tu pupila.

Tus cejas chuecas hacen juego con tus cuencas rectas y tus brillantes ojos azules.

A veces creo que puedes entenderme entre la lentitud con la que pasa la multitud en mi pórtico.

Me besas y me contaminas de adrenalina las pieles, como si te apoderaras de mi cuerpo, todo en segundos.

La fatídica noche lloraba en mi amargura de tanto amor que por ti implosionaba mi bella ternura.

Esta vez prometo (quiero) flotar contigo hasta que el alma cante enredada con la fidelidad del mismo aire que (extrañamente) respiramos.

Pretendo no volver a amar como te amo mi "Hombre Ingenioso" y a veces sonrío y a veces lloro. Todo antes de que el mundo explote.

Las estrellas susurran mi amor por la galaxia y hasta el eclipse solar se encela en escalas estratosféricas.

Si mi destino es terminar incinerada entonces espero que no lo veas pero que el fuego no te alcance porque conocerán el infierno de Asteria.

Incluso cuando te descubrí acostado, agitado y con el pecho desnudo y perlado me parecías de lo más lindo que puede existir en este y otros mundos.

Te preocupas cada que hay heridas de bestias y eso es lo que me cautivó entre todas tus caricias de pluma y algodón.

Si escuchas atento podrás interpretar el sueño que tenía desde que sabía que el desierto preparaba nuestro encuentro.

Porque si paso por los bosques los árboles cantan conmigo mi euforia que casi nunca me permito sentir.

Ayer estornudé y brotaron más flores amarillas en mi pequeño jardín personal del que tú tienes la copia.

Porque las manos con piel unida pueden mentir pero tus piernas no lo hacen, me sostienen, me rejuvenecen.

¿Y si olvido mi vida entera antes de ti?

Sólo quédate a mi lado.

Toma mi cuerpo y endulza mi boca con besos suaves, quítame la respiración y el pensamiento, arranca toda cadena de mi alma sin miedo a herirme.

Palpita conmigo y deja rodear tu cuerpo con los astros que esta noche vienen a observar este nuestro bello cataclismo.

Te atreves a sonreír cuando sabes que no puedo resistirme a la pasión de la sed que me hace ir a ese tu lado oscuro.

Si siempre me impacto al ver tu furia es porque no creía que el mundo pudiera enojarse.

Imagino que no estoy tan loca de ti pero entonces reconozco que no puedo ver más en mis penumbras visuales.

Dentro de mi existe la constelación que te llevaría a la ausencia de cordura que te roba los suspiros que entienden el por qué de mis silencios.

Fría existencia, cálido abrazo.

Recuerdo cómo fue aquella mirada que me diste en el parque; salvaje, masoquista, arrebatada.

Yo, por dentro, me encontraba dolida y deprimida, el corazón entristecía y mi respiración de mí se burlaba.

Estaba soñando.

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2023 ⏰

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