TÍTULO ORIGINAL: WINGS AND EMBERS
Escena eliminada de Una Corte de Niebla y Furia, de Sarah J. Maas.
ESTA TRADUCCIÓN NO ES OFICIAL Y NO TIENE NINGÚN ÁNIMO DE LUCRO
Para Cassian, el apuesto y descarado general de los ejércitos de Rhysand, lidiar con el sexo opuesto siempre había sido una tarea fácil y de la cual disfrutaba. Pero cuando lo mandaron al reino humano con un mensaje de su Alto Lord, Cassian se sorprendió a sí mismo al enzarzarse con Nesta, la hermana mayor de su Alta Lady y dueña una lengua rápida y una voluntad de acero. Siendo sinceros y aunque no se lo confesase a nadie, mucho menos a sí mismo, Cassian estaba deseando poder tener un segundo asalto contra la hermosa Nesta tras su primer y tenso encontronazo, hacía ya unas cuantas semanas.
Y por supuesto Cassian no estaba dispuesto a admitir que -por fin- había encontrado a alguien que no cayese rendido ante sus sonrisas rápidas y su inquebrantable arrogancia.
Alas y Ascuas
No es que esté buscando bronca, se dijo Cassian mientras sobrevolaba en círculos y por quinta vez la propiedad privada, a pesar del insoportable frío de principios de primavera, tan cruel que podría robarle el aliento al guerrero Illyrio más advenedizo. Rhys le había pedido que fuese él el que entregase su última carta a las reinas humanas, ya que Az estaba profundamente ocupado tratando de infiltrarse a través de las sólidas defensas que esas mismas reinas tenían en sus palacios; y Mor no estaba dispuesta a poner un pie en los reinos humanos a no ser que fuese estrictamente necesario. Amren por supuesto estaba fuera de la ecuación, simple y llanamente porque estábamos hablando de Amren y eso sería como meter a un zorro en un gallinero. Por lo tanto, solo quedaba él.
Bueno, vale, también quedaba Feyre, pero estaba... ocupada con Rhys.
Y también era posible que él hubiese aceptado el encargo con un pelín de entusiasmo de más, pero... Cassian echó un vistazo a las tierras: el suelo estaba enlodazado y a medio descongelar, la aldea quedaba a lo lejos con el bosque en ciernes. El último encontronazo lo había dejado descolocado y sin saber muy bien quién había ganado la partida. Y que la Madre lo castigase, pero se había sorprendido a sí mismo revisando cada conversación, cada palabra y cada mirada que tanto él como Nesta habían intercambiado, una y otra vez durante las últimas semanas.
Ninguna de ellas había sido agradable, cada palabra de Nesta había sido afilada, envenenada y... Cassian dejó escapar un pesado suspiro que se perdió en el viento rápidamente. No sabía qué era peor: que se hubiese pasado tanto tiempo dándole vueltas, o que hubiese volado hasta allí tan rápido para remolonear en el último instante.
Ese último pensamiento hizo que virase en el aire y se lanzase en una caída casi peligrosa hacia el tejado verde de la propiedad. Lo envolvía una capa de magia que lo mimetizaba con el ambiente, transformándolo en poco más que un golpe de viento y amortiguando el sonido de sus alas. Los caballos de los establos cercanos se alteraron al percibir su presencia, arañando la tierra y piafando, sus cuidadores miraron a su alrededor, y, al no encontrar ningún motivo de alarma, y volvieron a lo suyo.
Cassian trató de no pensar en lo fácil que era, en cómo esa falta de instinto de supervivencia les costaría la vida si el Muro cayese; en cómo alguien como él podría convertir ese territorio en su coto privado de caza. Ya lo había visto durante la última guerra, y eso que no había habido muchos humanos lo suficientemente ricos como para permitirse tener terrenos. Y también había visto el antes y el después de un campo de esclavos cuando un fae decidía que le apetecía divertirse un rato. El mero pensamiento hizo que apretase los dientes y se obligase a centrarse en la puerta que tenía en frente.
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ALAS Y ASCUAS, escena eliminada de ACOMAF
Short StoryTraducción FANON de esta escena eliminada. Todos los derechos de autor y de explotación pertenecen a Sarah J. Maas y esto no tiene ningún ánimo de lucro, más allá de hacerlo accesible.