El ying y el yang o como coloquialmente es conocido, el bien y el mal. Ambos divididos por una delgada línea, separando el uno del otro y que esa linea puede ser cruzada con facilidad... este mundo era corrupto, caótico carente de total significado, la luz no puede vivir sin la oscuridad y la oscuridad siempre necesitará de la luz, pero hay sombras que custodian a ambos. Esas sombras son las encargadas de mantener el equilibrio por que esa oscuridad suele colarse al mundo humano.
Su misión era simple, eliminar a todo aquel intruso del mundo astral y regresarlo al infierno. Aquella plaga que eran los causantes de que los humanos cometieran pecados y ellos debían limpiar cualquier rastro.
La dinastía Uchiha eran exorcistas con generaciones de experiencia, devotos al señor y muy dedicados en su trabajo, no tenían misericordia cuando se trataba de un exorcismo. Ellos debían eliminar a cualquier demonio que se cruzara en su camino y por años eso siempre ha sido así.
Itachi arribó a aquella catedral se oía del rumor de un demonio, así que debía cumplir con la misión del Vaticano, eliminar a esa plaga y luego regresar a casa porque lo que más odia es ser molestado los fines de semana. Miro la catedral con su rostro estoico, carente de emoción alguna.
Los Uchiha eran personas sanguinarias, frías y crueles perfectos para aquel trabajo. Acomodo su elegante traje y se colocó sus guantes de cuero negro. Camino con elegancia hacia el interior de aquel sitio de oración, disgustado por la apariencia tan deplorable del mismo. Una casa de Dios abandonada y siendo habitada por esas criaturas... inaceptable.
Entro haciendo resonar sus pasos, sin dejar de estar en alerta. Ahí pudo verlo, un chico rubio de ojos más claros que el cielo mismo, una imagen tan pura y sin embargo lo que aurrina a tan hermosa criatura, era la cola que terminaba en punta, los cuernos que sobresalen de su rubia cabellera así como el par de alas de murciélago que salen de su espalda.
Un Ángel caído, un cordero descarriado.
Parecía asustado al verlo... pareciéndole curiosa aquella reacción, muchos demonios eran arrogantes y mostraban superioridad sin embargo este era como un cordero indefenso. ¿Pedia perdón indirectamente?.
—¡No t-te acerques!— grita, con la voz temblorosa de igual modo que tiembla su cuerpo.
Aquel chico rubio retrocedía hasta topar con la gran mesa de mármol que ahí había, Itachi no detenía su caminar comenzando a desenfundar su arma bendita. La criatura estaba aterrada al verlo... se detuvo al verlo casi llorar. Siendo nuevo para el todo lo que estaba sucediendo, aquel demonio era raro.
Luego posó su mirada al cuerpo sin vida de un hombre. Todo era claro aquella rubia criatura había asesinado al hombre... ¿no merecía un castigo?.
Sus ojos volvieron a ver a la criatura... ¿por qué le causaba conflicto su penosa apariencia?, solo cubierto por un camisón blanco que llegaba arriba de sus muslos y tenía leves raspones.
—¿Que clase de demonio patético eres?— cuestiono, el tono de voz asustó al pequeño demonio que gimio en anticipación pero frunció el seño y le miró enojado.
—¡Yo no soy patético!— gruño su cola se sarandeo de lado a lado.
—Eso no importa ahora... mi deber es liminarte. Adiós demonio. — Levanto la mano cuya arma negra se posaba en ella, sus dedos enguantados la sostenían firme. Su dedo índice estaba por segundos en presionar el gatillo.
Naruto no baja la mirada como muchos otros harían, incluso rogarian por su vida pero Naruto frunció el ceño e infló las mejillas, su mandíbula estaba apretada y sus garras se enterraban en la palma de su mano al cerrar los puños con fuerza. Estaba enojado, indignado e incluso se sentía ofendido.
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Pecado capital
FanfictionEl mundo siempre ha sido dañado, no importa bajo que circunstancias. no hay escapatoria para todo aquel humano que comente algún pecado pero no son los pecadores en sí el mal de este mundo, si no aquellas criaturas que obligan a los humanos a comete...