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Escrito #11 Crónicas de un soñador, la sabiduría del gran Dragón Glaciar.

Durante un retiro espiritual a las afueras de un pequeño pueblo en Japón, tuve un sueño, en el que me visitó un gran Dragón de hielo, era grande y áspero, de escamas verdes Jade y grandes cuernos de de hielo y esmeraldas, estaba asustado, con escalofríos, pues un Dragón es símbolo de que estás muerto, pero para mí sorpresa no fue éste mi caso, el gran Dragón me dijo su nombre y me invitó a su nido, a su gran guarida, que para mí sorpresa era un conjunto de cuevas heladas en lo más alto de una montaña, cuyas entradas cantaban melodías a causa del viento que soplaba a través de ellas, pero lo más asombroso era su enorme y gigantesca biblioteca, una gran colección de libros, grimorios, papiros y obras de arte de gran valor tanto cultural como monetario, leí libros durante todo un año, pero un día empecé a leer uno en particular, cuya sabiduría era incomprensible para mi persona, y le pregunté al gran sabio Dragón:

-Disculpe gran Dragón, he estado en su biblioteca poco más de un año, he leído, he escrito y he aprendido bastante, pero hay algo que me inquieta.

-Expresate mi ratoncito, siéntete libre de preguntar y expresar lo que te inquieta.

-Hay un libro que no comprendo, mi señor, es tanta mi incomprensión que ni siquiera puedo leer su título.

A lo que el gran Dragón me responde:

-Lo único que necesitas es sentir, las palabras vendrán después.

Por un instante me quedé anonadado, sin una sola palabra, pero con una expresión en el rostro que lo decía todo.
Pasaron los meses y cada día al dormir viajaba a la biblioteca del gran Dragón, e intentaba leer el libro una y otra vez, recordando las palabras que me había dicho...

-¿Cómo puedo sentir algo que no comprendo?

Me pregunté a mi mismo en voz alta, lleno de dudas y muchas preguntas por hacer, decidí no leer más el libro, y me aventuré a leer otros libros, pero para mí sorpresa tampoco podía comprender el resto de los libros de la inmensa biblioteca, consiguiente a eso procedí a preguntarle al gran Dragón.

-Gran Dragón que tienes infinita sabiduría ¿Por qué he dejado de comprender todos los libros de tu biblioteca? ¿Tiene algo que ver con aquél libro incomprensible? o ¿Tiene algo que ver con aquellas palabras que me has dicho?
A lo que me responde.

-Mi pequeño ratoncito, has perdido tu camino y debes recuperarlo.

Y se marchó.
Justo después desperté y pase días pensando en todo aquello, una vez más visite la gran biblioteca en mis sueños y recordé que justo al centro había una gran fuente de agua cristalina, fuí y me acerqué, y mientras miraba mi reflejo noté que ya no era el mismo, había cambiado desde el primer momento en el que entré, tenía más conocimiento, más poder, era mejor que antes, una nueva versión de mi, por lo tanto en ese momento comprendí aquellas palabras:
-Has perdido tu camino y debes recuperarlo
En ese momento tomé aquel libro incomprensible, y lo abrí dispuesto a leerlo aún sabiendo que no entendía ni comprendía sus palabras, pero dentro de mi un fuerte sentimiento empezó a brotar, y ahí fue cuando pude comprender, empecé a leer aquel libro, que para mí sorpresa contenía toda la sabiduría del gran Dragón en un lenguaje totalmente incomprensible para un ser humano pero que para mí era totalmente legible, había ganado sabiduría y un conocimiento bastante inmenso en comparación con otros grandes sabios, luego de adquirir todo el conocimiento de la gran biblioteca, el gran Dragón apareció para despedirse de mi, con lágrimas en mis ojos le supliqué que no se vaya, que me siguiera iluminando con su gran sabiduría, a lo que el me contestó:

-Mi ratoncito, mi pequeño y gran ratoncito, ya has aprendido todo lo que necesitas y he podido enseñarte, ya es hora de que nos separamos.

-Pero mi señor, aún debe haber algo que deba aprender de usted.

-Ya lo has aprendido todo, incluso ya has hallado respuesta a las cosas que yo mismo no he podido, incluso has sido el único en descifrar mi acertijo.

-Mi señor, es un honor recibir tales adulaciones, pero aún no soy digno.

-Mi querido ratoncito, eres más que digno, eres merecedor de todo lo que te he enseñado y de lo que has aprendido por tu cuenta, solo sigue recordando mis palabras y mantente por el buen camino.

-No quiero despedirme aún mi señor, oh gran Dragón que todo lo sabes.

-Recuerda mi gran ratoncito: "Lo único que necesitas es sentir, las palabras vendrán después".
Esto no es un adiós, es un hasta pronto.