CAPÍTULO SIETE

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EVAN

—¿Quién? —cuestiona Jacobo, aunque creo conocer muy bien la respuesta.

—En ese bunker había cinco personas que colaboraron, pero ver lo que quedaba de la población y sentir el olor a putrefacción por tantos cuerpos expuestos al intemperismo, bueno, no pudieron con ese peso. Dos se largaron apenas vieron la luz del sol otra vez, una mujer que había perdido a toda su familia, incluyendo su hijo de meses por la el virus, se suicidó; en nuestra ciudad quedaban dos, pero Jonathan creía que aún se podía salvar a la raza humana, que esto era un nuevo comienzo. Sin embargo, cuando el secretario anuncio a su laboratorio que presentarían las pruebas; las razones y el objetivo de estas, él se reusó. En cambio Jennifer se enamoró de manera literal, ahí tuvo a su hija, pero el secretario no la reconoció. Eso impulsó a Jennifer a trabajar más duro. Mientras tanto Jonathan le rogaba que tomara la decisión correcta, Jennifer lo mató; así como hizo con el secretario cuando se negó a sus condiciones de trabajo, al igual que tu padre, que tuvo el mismo fin —le dice a Jacobo que se tensa a mi lado y sé que ambos estamos pensando en lo mismo. Él asiente y salé de la habitación para informarle a Richard que tenemos un topo —. No podía ser ella quien tomara el puesto, necesitaba tiempo para sus estudios, así que con el plan ya en marcha, Felipe Johnson destacó y pasó a ser la cabeza de la ciudad —dice antes de que Jacobo salga de la habitación pero sin inmutarse por su retiro.

—¿Contra quién están? —indago.

—Contra todo aquel que no esté con nosotros. Evan, solo piénsalo —<<y aquí viene su manipulación>> —. Esta es la respuesta que tanto hemos buscado, no enfermedad, no debilidad, una raza inteligente y perfecta.

—No. Serán solo robots con fecha de caducidad.

—No, ellos serán los mismos de siempre, solo que serán leales a su superior, ellos sonreirán, harán una vida...

—Solo no los contradecirán —tengo que admitir que no suena mal cuando lo pinta así, pero... —. ¿Por qué nos dices esto? ¿Por qué no se lo dijiste a los otros que te interrogaron?

—Porque tengo especial interés en ti —me levanto de la mesa y me siento en la silla de Jacobo. Sullivan entrelaza las manos y las coloca sobre la mesa —. La señorita Porter no saldrá de ahí, eso tienes que tenerlo bien claro —a estas alturas ya no me sorprende que sepa con exactitud todo lo que pasó y lo que esté pasando —. Pero su madre aún tiene una oportunidad, cadete.

—¿De qué hablas?

—Te necesitamos para poder terminar nuestros archivos, tú eres la pieza faltante, el único 2000 masculino del que se tiene registro. La otra pieza ya está en su sitio.

—La única 2000 femenina —pienso en voz alta.

—Así es. Ella morirá a lo mucho en diez días. No debería decirte esto pero para que veas que sí soy tu amiga —dice mientras me regala una enorme sonrisa —. Te lo diré. Dentro de algunos días te pedirán que te entregues a cambio de la vida de tu madre, para ese entonces Lexa estará casi muerta, así que aquí te daré la solución. Entrégate ahora por tu madre y sálvala. Te garantizo que te dejarán estar con Lexa y así morir los dos juntos. Es por el bien de la raza humana.

La observo con atención y el solo imaginar eso, una profunda tristeza me embarga, pero la sonrisa en el rostro de la psicópata me hace reaccionar, me está manipulando y me doy cuenta de qué ha sido un error entrar aquí, ella lleva la armadura puesta y yo he venido a la guerra sin armas. La manipulación recae en conocer a tu víctima y yo no la conozco. Me levanto y le doy la espada para dirigirme a la puerta.

—Piénsalo cadete, es la única oportunidad que tienes de estar cerca de ella.

Salgo de la habitación y me encuentro con Liz pegada al vidrio, está claro que estuvo muy atenta de la situación.

PROTOTIPO CR-6: LIBERACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora