LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©

18. El mundo de las mentiras

Capítulo 18

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Iridiscencia: Reflejo de colores distintos , generalmente como los del arco iris .

No sé qué le sucede a Alden. No me debería de parecer raro que su humor cambie tan drásticamente, pero si estuviera tratando a todos de la misma manera no estaría preocupada. Solo a mi es quien parece estar hablándole tan seco y amargado. Han venido enfermeras a revisar como está, hacerle preguntas sobre su caída del árbol. A todas le respondió más amable que nunca.

Si intento tomar su mano sobre la camilla la mueve. Si le pregunto algo, me ignora o responde a secas. ¡¿Qué le hice?!

Espero que estemos los dos solos para poder preguntarle, pero cuando creo que ya nadie va a interrumpir la puerta se abre. Un hombre alto, como todos, pelirrojo y con ropa llena de sangre me ve a mi directamente.

- Adara te necesita – su voz es agitada como si hubiera corrido.

- ¿Qué sucede? – Alden se levanta poniéndose a mi lado.

¿Ahora sí?

- No puedo decirle. Adara pidió la presencia de la señorita – hace un movimiento con la mano indicándome que lo siga.

Doy un paso hacia él y una mano se enreda en mi brazo. Tomo aire por la nariz antes de girar a verlo con la peor mirada que tengo. No le importa, solo sigue sosteniéndome y dándome esa mirada que dice claramente que no voy a ir a ningún lado.

- Suéltame – muevo el brazo queriendo soltarme – Alden.

- Te acompaño.

- No puede – dice el hombre.

- No estoy preguntando – levanta la voz

No puedo creer que esté haciendo una escena. Le mando una mala mirada que responde de igual forma ¡Quien lo entiende! Es un bipolar.

- Podrías darnos un momento a solas. Ahora salgo – se me queda viendo con duda, pero al final sale. Jalo mi brazo con fuerza soltándome de su agarre – se puede saber que carajos te sucede. De un momento a otro estas en modo gigante gruñón. No voy a soportar tus cambios de humor solo porque se te da la gana

Se me queda viendo sin alguna expresión en su rostro. Solo me mira como si esperara que soltara otra cosa. Toda esta situación me estresa. Creí que estábamos bien y ahora estamos discutiendo, bueno, yo lo hago, él solo me mira como un rarito.

- ¿No vas a hablar? – no responde. Estupendo – sabes algo, Alden. Eres un idiota. Un gigante idiota.

Salgo del cuarto cerrando la puerta con fuerza. El hombre pelirrojo me da una sonrisa con los labios apretados, debió de escuchar mis gritos.

- Sígame – camina delante de mí – Adara mandó a algunos para encontrar a tus amigos ¿te lo dijo?

Asiento.

- Los encontraron y están siendo atendidos – al ver mi cara de terror me tranquiliza con una sonrisa – se encuentran bien. Solo leves rasguños. ¿Puedo saber cuantos días llevan en el bosque?

- No tengo idea. Deje de contar desde el primer día.

Hace un sonido con la garganta y no vuelve hablar hasta que llegamos al primer piso en la parte del comedor en donde están sentados Enko y Elian, los dos tienen frente a ellos un plato gigante con demasiada comida. Elian se mete todo a la boca sin usar los cubiertos en cambio Enko a pesar de que se ve que está hambriento usa los modales que le han inculcado. Cada uno tiene una sanadora que le cura heridas en el rostro mientras comen.