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El ruidoso sonido de una alarma hizo que se despertara pero en realidad todos los sonidos interiores como exteriores eran diez veces más fuertes en su oído, quiso levantarse pero el dolor en su cabeza se lo impidió y solo volteo al otro lado de su cama viendo una espalda desnuda.

Mierda. Fue lo que pensó al sentirse también escaso de ropa, miró debajo de las sábanas encontrándose con la verdad que llegó a temer, estaba completamente desnudo.
Fijó su mirada más en esa delicada espalda encontrándose con algo que lo dejaba helado.

— Ay no... — susurro al ver varias marcas en aquella piel lechosa. Él no era ningún salvaje pero cuando solía embriagarse perdía el control de su deseo.

— Buenos días, esposo... — Meng Yao había despertado antes que Jiang Cheng, él fue el causante que se despertara y viera su espalda marcada.

Meng Yao es astuto, Meng Yao no volverá a ser débil.

Lograba pensar mientras se volteada para quedar frente a su esposo dejando ver más marcas en su pecho, incluso tenía una gran mordida entre su clavícula y cuello, las marcas de su espalda eran más pequeñas que estas incluso el color era diferente pues las de su cuello eran enrojecidas tornándose violáceas.

— ¿Yo... yo que hice? — preguntó Cheng viéndolo y temiendo ser confirmada su teoría.

— ¿No es evidente? — se destapó por completando dejando ver en su desnudo cuerpo más marcas en su vientre y piernas — me follaste toda la noche y ni siquiera eres capaz de recordarlo. Eres un imbécil.

Con un mayor propósito en mente se levantó 'enfadado' dirigiéndose al baño dejando a la vista sus piernas esbeltas pero torneadas que lucían bellísimas junto a su bien formando trasero pero...

Oh por dios. También tiene marcas allí.

Jiang Cheng se sintió tan jodido, tan asqueado de sí mismo ¿era un animal que solo fornicaba sin recordarlo? ¡No! El jamás ha sido así, siempre recuerda todo o al menos casi todo. Se levantó de la cama una vez que Meng Yao cerró la puerta del baño, buscó su ropa y la encontró distribuida por toda la habitación junto a la de su esposo, todo dictaba una cosa. Había consumado su matrimonio y ni lo recordaba.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro al verse en el espejo del baño y ver cómo su cuerpo estaba marcado lo que lo llevó a recordar lo que sucedió realmente en la noche...

— A-Yao, debe obedecerme como esposo — decía Jiang Cheng muy ebrio mientras aún seguían besándose bajo la regadera fría.

— No. Tú me obedeces a mi — le ordenó y Cheng solo afirmó con su cabeza y un puchero.

Tan lindo. Eso pensaba hasta que sintió la erección debajo de él, no podía permitir que su esposo quisiera someterlo aunque tuviera las ganas. Quiso levantarse pero el sonido de la camisa rompiéndose se escuchó y sintió el agua fría entrando en contacto directo con su cuerpo haciéndolo estremecerse.
Los movimientos de Jiang Cheng eran muy rápidos a pesar de estar ebrio pues ya lo tenía en su cuello mordiéndolo y besándolo, Meng Yao era débil, ese deseo naciente le gustaba y lo debilitaba a tal grado de soltar gemidos placenteros al sentir cada mordida en su cuello y pecho.

— N-no... detente... — jadeó tratando de alejarlo.

— Shhhh~ eres mi esposo y te haré mío... — gruñó molesto al sentir como era alejado de lo que le pertenecía.

Aquellas palabras en lugar de hacerlo sentir temor fue todo lo contrario, estaba ansioso por ver cómo lo reclamaba como su esposo, que lo hiciera suyo y sometiera pero todo quedó en un deseo frustrado. Jiang Cheng se había quedado dormido al principio pensó que su esposo solo lo tomaba fuertemente entre sus brazos pero era todo lo contrario y se dio cuenta cuando empezó a roncar.

Estrategia inesperada || ChengYaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora