37. Don't fucking touch her.

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L U K E.

Una y otra vez, sus palabras cruzaban mi mente. No solo las de él, si no las de todas esas personas que me lo advirtieron. Me escuchaba a mí mismo, negando todo y me parecía estúpido. ¿Qué sentido tenía ahora? Ninguno. Esto se veía venir. ¿Cómo no lo pude advertir?

Error. Si podías. -Me dijo una voz en mi interior.

Apreté los puños. Si había algo que realmente me enloquecía era no tener el control de mi propio cuerpo, y ahora, realmente estaba en un estado de Shock rebelde e incorregible. Mis manos sudaban a chorros, y mi pierna golpeteaba insistentemente contra el suelo del carro. Mi mandíbula estaba ejerciendo una presión mayor a la normal.

Los chicos se mantuvieron en silencio por todo el camino, y yo se los agradecía enormemente aunque no lo dijera en voz alta. Eso es lo que apreciaba de tener amigos hace tanto tiempo, ellos me conocían, sabían mi manera de actuar y de reaccionar ante ciertas situaciones y sabían reconocer el momento en que necesitaba un consejo, un porro y una cerveza a los momentos en los que solo necesitaba que mantuviesen la puñetera boca cerrada y me dejaran pensar con claridad, y taladrarme la cabeza con ideas rebuscadas y torpemente trágicas.

James tragó en seco al frenar el bugatti con una suavidad increíble.

- Llegamos - Dijo con voz de ultratumba antes de quitar la llave y guardársela dentro del bolsillo.

Bajé del auto al mismo tiempo que Daniel, Jai, James y Beau. Los cinco nos paramos frente al edificio de ladrillos rojos.

- ¿Sigue siendo en el subterráneo?

Miré a Jai. Asintió. No me di el tiempo de tocar la puerta, solo giré la manilla y pasé con los chicos tras de mí. El humo del cigarro, y el hedor a cerveza avinagrada golpeó mis fosas nasales de forma repentina. En el piso principal no había absolutamente nada, solo una mesa, una silla, y una luz de ahorro energético para despistar. Cualquier persona corriente se daría media vuelta y saldría por donde mismo había entrado dándose cuenta que allí no había nada. Pero nosotros no. Habíamos estado muchas veces allí, tanto como para saber que eso era solo para despistar a la policía del bar clandestino que se montaba más abajo del suelo.

- Venga, Daniel. Ayúdame a correr esto - Dijo James, tomando uno de los lados de la pesada mesa de roble que impedía el paso al subterráneo.

Quitaron la mesa de camino, y me agaché para abrir la puertezuela, similar a la de la casa de Amelia.

Baje la enclenque escalera de fierros después de que todos los chicos lo hicieran. Abajo también había oscuridad, y el humo de cigarro (y otras cosas) se agolpaba en una densa nube de humo que dificultaba la visión de las cosas. Una débil luz iluminaba un poco las paredes color magenta y las mesas circulares de madera oscura. La música cutre sonaba en una antigua radio casetera. Las paredes estaban decoradas como siempre, con largos palos de hockey antiguo, bates de béisbol, hombreras de futbol americano, y distintos implementos para el deporte. A Wesley le gustaban bastantes los deportes antes de perder dos dedos de la mano derecha en una pelea.

Intenté disipar el humo con mi mano y avancé hasta la barra en donde el mismo Wesley atendía a la clientela.

- ¡Creo que mi ojo de vidrio me está engañando! - Dijo al vernos llegar. Olvidé mencionar que también perdió un ojo en la misma riña - ¡Qué honor que estéis acá! Me hubieseis avisado y hubiera tenido tiempo de limpiar un poco, y desplegar la alfombre roja.

- Deja tus ironías para luego - Le dijo Jai. - ¿Están aquí?

Wesley sonrió - ¿Quiénes?

Tensé los puños nuevamente.

The only reason {Luke brooks} (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora