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-Un nuevo día había comenzado después de los anteriores acontecimientos ocurridos hace ya una semana exactamente, Espresso ya había mejorado del resfriado gracias a la atención y cuidados dados por su amoroso y atento novio, se encontraban subiendo unas mochilas a el carro de su amargada amiga Blackberry, ya habían acordado irse en cuanto Espresso se curara, eso hicieron y partieron desde la mañana a el bosque más cercano en dónde podrían establecerse para disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza, todo tipo de exóticas plantas y árboles por todos lados que ofrecen una paz ambiental muy agradable para esta pareja.
Madeleine solo permanecía dormido en el transcurso del camino a llegar hacía su destino mientras Espresso como siempre que había bebido un par de tazas de café antes de su viaje para estar todo el tiempo observando la ventana y fascinado al ver tantas partes de la ciudad que no conocía, tomando fotos a absolutamente todo hasta la más mínima cosa, sólo tardarían 1 hora y media en llegar y afortunadamente a Blackberry no le molestaba mucho el prestarse para transportar a la pareja a dónde se les ofreciera, después de todo eran amigos y siempre le devolverían el favor.
Madeleine despertó recargado a el vidrio de la ventana, se estiró levantando los brazos y bostezando, miró a su alrededor y mostró una encantadora sonrisa al ver a su novio con una expresión alucinada al ver la carretera del camino, le dió un abrazo repentino dando a entender que ya había despertado de su profundo sueño, sólo faltaban ahora 30 minutos después de eso para poder llegar, tanto Madeleine como Espresso estaba ansiosos por ir a su primer día de campamento, sólo sabían un par de cosas por la cantidad de películas de terror que habían visto juntos en dónde el escenario era en especial un bosque para acampar, eran igual de temerarios así que iban a aquel lugar sólo para pasarla bien un par de días, Espresso disfrutaba del viaje pero por el contrario Madeleine se aburría recargando su antebrazo contra la parte inferior de la ventana, observando igualmente por la ventana pero deseando ya poder llegar de una vez mientras tarareaba canciones en voz baja.
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Afortunadamente pudieron llegar a el lugar, bajaron en una linda entrada como si fuera a una especie de templo sagrado, se despidieron amablemente de Blackberry mientras esta arrancaba su auto para retirarse, ambos entraron sosteniendo en su espalda sus mochilas de cada uno, caminaban por distintos lugares hasta decidirse por elegir uno perfecto, Madeleine ya había sugerido bastantes de los que habían visto, sin embargo el perfeccionismo de Espresso le hacía rechazar y ofrecer el seguir buscando.
Llegaron a una hermosa parte del bosque, encontrada con bastantes árboles a su alrededor y un tranquilizante arrollo que dirigía hacía un lago, en dónde enseguida cuando llegaron, abrieron la casa de campaña para instalarla y Madeleine fingía felicitar a Espresso por su gran descubrimiento de ese lindo lugar aunque de todos modos quejarse por el haber caminado tanto por los caprichos de su pareja, no le dió importancia y se sentó en el húmedo césped junto a un arbolito mientras Espresso se encargaba de la casa de campaña, cuando terminó llamó a Madeleine para que fueran a recoger algunas ramas que encontraran para hacer la icónica fogata cuando la noche llegara, debían ser ramas de cualquier tipo con la excepción de que estuvieran humedad o tuvieran algún bicho, subían a una pequeña montaña cerca de por ahí en dónde afortunadamente encontraron una gran cantidad de ramas perfectas para aquella fogata, regresaron muy emocionados a dejar todas aquellas ramas enfrente de su casa de campaña para más tarde acomodarlas y encender la fogata, por mientras no tenían mucho que hacer, solo se relajaban en el pastizal de el bosque mirando al cielo azul y nublado, contando anécdotas de cosas que vivieron durante su infancia, Espresso era más directo con lo que platicaba, la mayoría de situaciones eran de riesgo y veces que estuvo al borde de la muerte, dejando a Madeleine muy asustado.
