Fue pasando el tiempo en Madrid, en casa.
Eran dos meses allí, pasándolo horriblemente.
Al principio Alessio me llamaba, rompiéndome más por dentro y haciendo que todo fuera más difícil, pero empecé a rechazarle llamadas, queriendo olvidar.
Aunque había prometido que no lo haría.Y el dinero no es infinito por desgracia, así que necesitaba buscar trabajo.
Pensé en volver al mismo sitio que trabajaba antes y que en estos momentos era el único que sabía que cien por cien me aceptarían. Además, ya conocía a los que trabajaban allí.
Sin más, fui a aquel bar.
Entré por la puerta y me dirigí a la caja donde estaba...
—¡FRANK!— dije con ilusión.
Él salió del mostrador y saltó sobre mí, abrazándome.
—Mierda Aurora, ¿qué haces aquí? Te habías ido.—
—Sí, bueno. ¡Pero he vuelto!—
—Ya te veo, y vuelves... Muy bien.— dijo dándome un repaso de arriba a abajo en broma.
Frank ha estado detrás de mí desde que decidí entrar a trabajar aquí, y siempre bromea con eso.
Le pegué un pequeño manotazo en el hombro como respuesta, a lo que él se rió.
—Bueno Aurora, ¿qué te trae por aquí de nuevo?—
—Vengo a buscar trabajo.—
Silencio.
Poco a poco una sonrisa enorme se formaba en su rostro.
—¡BIEN!— exclamó.
Me elevó en el aire como si no pesara nada.
Y yo solo pude reír.
—Bueno, ¿hay algún hueco?—
—No, es que verás, hay una... ¡Pues claro que hay hueco para ti! Siempre.—
—Genial, pues manos a la obra ¿no?—
—Claro.— dijo mirándome con una sonrisa tonta en la cara.
Aunque no había tenido ningún tipo de relación más allá de una pequeña amistad, le tenía mucho cariño a Frank.
Entré a los vestuarios (que estaban en la parte trasera) y me puse el uniforme que era una falda negra corta por encima de las rodillas y con una camisa blanca también corta (por encima del ombligo).
Sí, un poco revelador.Salí de los vestuarios y empecé a atender mesas.
Así me pasé los últimos 3 meses, en total 5 meses desde que me fui de Italia. Se había hecho eterno.
Los días eran monótonos y estaban vacíos, todo se sentía gris y había pocos rayos de luz que me ayudaran a sobrellevar esto.Mi rutina era básicamente despertarme, ir a trabajar, volver a casa a comer y pasarme la tarde dando vueltas por las calles de Madrid, escuchando música con los cascos. En mi mundo.
Hasta que un día cambió, y no se podía hacer nada para evitarlo.
Estaba como de costumbre en el trabajo, por la mañana. Estuve recogiendo pedidos y se los llevaba a Frank, que él se los pasaba al cocinero.
Pero entonces entró alguien por la puerta.
Josh y sus amigos. La última vez que le vi fue cuando estuvo en mi casa y le doblé la muñeca.
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El momento en el que te vi
RomanceDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...