Prólogo

249 99 11
                                    

La sala era fría y pequeña, con paredes pintadas de un gris opaco que absorbía cualquier posibilidad de calor. El suelo de concreto gris, casi negro, parecía intensificar la sensación de frialdad. Detrás del espejo unidireccional, su esposa y dos policías observaban y escuchaban, ocultos a la vista pero no a su conocimiento. Ya había estado en esa situación antes, detrás de ese mismo espejo, y sabía que su esposa estaría allí, sin estar preparada para lo que sea que fuera a pasar. La mesa de interrogatorio, de acero inoxidable y con una superficie rayada, dominaba el centro de la habitación, acompañada por dos sillas de metal. Una cámara de seguridad fijada en la esquina superior izquierda del techo capturaba cada movimiento y palabra, mientras un parlante empotrado en la pared aguardaba para transmitir preguntas, advertencias o cualquier instrucción necesaria.

También imaginaba las preguntas que seguirían, diseñadas para hacerlo confesar. Eran visibles los esfuerzos por resolver el crimen rápidamente, prefiriendo un escándalo sobre un padre que asesina a su bebé por celos hacia su esposa, antes que enfrentar la realidad de un asesino vengativo o, peor aún, un asesino en serie suelto. Especialmente peor considerando que había niños involucrados.

La puerta se abrió con un crujido y por ella ingresó el comisario. Debido a que el caso era tan impactante y serio, además de ser noticia nacional, el caso estaba siendo investigado en la comisaría más grande de Busan. Los sospechosos, que iban desde los vecinos del vecindario hasta los padres, estaban siendo interrogados por el mismo comisario, el jefe de la comisaría de Busan, el comisario Park. Podrían haber enviado el caso a manos mayores, pero obviamente el gobierno intentaba contener la situación y evitar que pasara a mayores, asumiendo que serían capaces de "resolver el inconveniente" sin que afectara las presentes elecciones presidenciales.

El comisario vestía una remera negra con su distintivo pegado en el pecho, justo debajo un pin que identificaba su rango: "Comisario Park". Llevaba jeans azules desgastados, acompañados de un cinturón con una funda para un arma de calibre 38 mm, aunque no llevaba arma alguna. Mejor prevenir un arranque de ira. Bajo su brazo, llevaba un cuadernillo y una lapicera para anotar todo lo que el sospechoso, también padre de la víctima, dijera.

Kim Taehyung.

ーBuenoー el sonido de la silla arrastrándose en el piso resonó en la pequeña habitación, revelando el motivo de los arañazos en el concreto. El comisario se sentó enfrente del sospechoso y lo miró, analizándolo, intentando transmitir temor o tal vez sumisión. Luego, soltó con fuerza el cuadernillo sobre la mesa y se acomodó en su silla con las piernas esparramadas. Analizó al sospechoso presente, vestía el uniforme de guía, con un bordado que indicaba su nombre y puesto, y en el otro lado un logo acompañado de la bandera de Corea del Sur. Tenía el pelo castaño despeinado y con las puntas ligeramente húmedas, los ojos rojos e hinchados, lo que sugería que había llorado; la noticia le había afectado profundamente, a pesar de no tener una relación estrecha con su propio hijo. Había llorado sin duda, aunque menos que su esposa, igualmente parecía demacrado.

ーKim Taehyung, edad: 28 años, trabajo: guía de ESED Turist, casado con Kim Daeseo, padre de la víctima. ¿Correcto?ーAnalizó el rostro del mencionado en busca de expresiones o alguna señal que pudiera transmitir a través del lenguaje corporal, cualquier signo de falsedad. La lapicera retráctil sufrió en los dedos del comisario, que jugueteaba con ella, produciendo un sonido irritante que llegaba incluso hasta las personas detrás del espejo.

El uniforme del sospechoso estaba sucio, sin cambios desde hacía más de 24 horas. Él había encontrado la escena del crimen después de llegar a casa desde su trabajo a la madrugada. "Primer sospechoso", pensó el comisario. Pero, ¿Cómo se suponía que cometió el crimen? Solo quedaba confirmar su coartada. "Su esposa estaba durmiendo, ¿no escuchó nada?" se preguntó, más una sospechosa. El hecho es que todos y todas son sospechosos mientras que no haya pruebas que apunten directamente a alguien. Pero con la exigencia y la presión de los superiores, es más fácil dirigir la atención hacia una posibilidad antes que hacia una realidad que puede resultar ser más difícil de alcanzar.

El Huésped | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora