Capítulo 8

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Nueva York, Año 2016.

Los lunes en la Torre Stark comenzaban tranquilos después de un fin de semana de películas donde el castaño y la pelirroja disfrutaban el tiempo juntos. No obstante, aquella mañana Tony despertó irritado por el incesante ruido de un teléfono.

— ¿Cómo te fue con esas noche de películas? — Temprano en la mañana la pelirroja recibía una videollamada de su amigo Clint — ¿Tony ya se fue a trabajar? — Cuestionó.

— Eres bastante inoportuno ¿Lo sabías? — Susurró aún adormilada.

— ¿Quién es? — Gruñó el castaño al tiempo que llevaba una mano a su cabeza, pues dolía mucho debido a la resaca.

— Uh, al parecer me perdí de algo  — Barton prestó atención al ver a su amiga envolverse en las sábanas y a Tony aparentemente desnudo en la cama — ¿Si están ocupados para que respondes? — Reprochó a la espía.

— Creí que eras la alarma — Murmuró cansada y algo avergonzada por su falta de cuidado.

— ¿Por qué Legolas te llama tan temprano? — Consultó el castaño algo molesto frunciendo el ceño.

— Te llamo más tarde, adiós — Se despidió el rubio algo apenado.

Ninguno de los héroes se atrevía a hablar de lo sucedido en la noche anterior. Tony se quería golpear por lo que había hecho. No era que se arrepintiera, simplemente no quería que las cosas se dieran de esa forma.

Debía reconocer que siempre había tenido química con la espía pelirroja. Ella le atrajo desde el primer momento en que la vió como Natalie Rushman, la asistente de Virginia Potts.

Recordaba a Pepper reprenderlo por mirarla de una forma pecaminosa, pero aún apesar de los años no había logrado quitar aquella costumbre y al tenerla en su edificio no sabía cómo lidiar con ella.

Al principio, Tony pensaba que haberle dado asilo en su torre había sido un gran error, pero qué más podía hacer. Natasha estaba sola al igual que él y entre los dos habían sabido sobrellevar la soledad hasta ahora.

Por su parte, Natasha tuvo que mantener la calma nada más al despertar y luego de la incómoda videollamada de Clint, se había levantado para meterse a la ducha aún con las sábanas cubruendo su desnudez.

El genio aprovechó aquella oportunidad para buscar su ropa y marcharse a su propia habitación para igualmente tomar una ducha. El siguiente movimiento de Tony fue salir lo más pronto posible de la torre para dirigirse a trabajar.

El castaño tenía recuerdos muy confusos de lo sucedido y no había forma de averiguar más que preguntándole a la espía. No había cámaras de seguridad en el cuarto de su compañera, por lo que tratando de olvidar el asunto Tony se sumergió en su oficina.

Natasha por otro lado, no sabía con qué cara vería a su amigo de ahora en adelante, la mujer sentía haberse aprovechado de Tony. El hombre estaba completamente borracho y a ella no se le ocurrió otra cosa que corresponder sus besos e incitarlo aún más.

— Sé que siempre estoy pidiendo detalles, pero esta vez ahorratelos — Pidió Barton esa tarde.

— Clint... Hice una tontería — Se lamentó cubriendo su rostro con sus manos.

— Creí que te gustaba — Opinó.

— Pero no quería que las cosas se dieran de esta forma — Su voz sonó afligida — El estaba borracho, no estaba cuerdo, debí detenerlo y... — Comenzaba a imperventilar.

— Dudo que Stark se haya sentido violado — Murmuró rodando los ojos — Nat, sólo debes hablar con él. Además, si pasó lo que pasó, dudo que le seas indiferente — Aconsejó.

365 días que lo cambiaron todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora