Capítulo 28

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"Respira"

-¿Estás listo? -escuché a alguien decir.

-¿Qué? -dije saliendo de mi esimismamiento. Me giré y Nahomi estaba en la puerta de la cabaña- Ah, eh... sí, creo.

-Tranquilo. No es tan difícil. Ya lo verás cuando estés dentro.

Era finales de enero, de la última semana. Y las pruebas iban a comenzar.

Y estaba tenso.

-Relájate. No te vas a morir. Si acaso vas a quemarte y a perder parte de tu cabello -confesó Nahomi y se acercó para revolver mi pelo-. No es la gran cosa.

-Sí, como digas -respondí con nerviosismo.
Estaba nervioso. ¿Qué tenía que hacer? ¿Para qué eran las puertas de la sala de entrenamiento? Nahomi salió de la cabaña y yo tuve que terminar de levantar mi ropa del suelo. Arthur me lo había pedido ya que si no pasaba las pruebas, mis pertenencias las iban a mover de cabaña. Además dijo que ya lo necesitaba porque el lugar se veía como un basurero.

Cuando terminé, salí de la cabaña y me apoyé contra la puerta. El aire estaba fresco y los rayos del sol no calentaban mucho.

"Vamos, cálmate. Es sólo una prueba" pensé. Me pasé una mano por el cabello. "Sólo tienes que impresionarlos y... podrás escapar"

Suspiré. Eso me dio esperanzas. Era cierto. Sólo tenía que acabar y podría ir a por mi padre. Así que me dije a mí mismo que daría lo mejor.

Por mi padre.
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Justo cuando salí del área de las cabañas, me topé con alguien en el camino.

-Lo siento -escuché a una voz conocida decir-. Yo...

-¿Frank? -pregunté y miré al nombrado.

Estaba diferente. Su cara se veía más delgada y tenía una barba que al parecer no se había rasurado. Su cabello se veía largo y asqueroso. Y ni hablar de su ropa... casi parecía que faltaba poco para que las moscas rondaran cerca de él.

-Yo... eh... -empezó a decir con voz demasiado temblorosa. Sus manos empezaron a temblar y luego se alejó. Traté de detenerlo para hablar con él, pero después me apartó el brazo con fuerza y salió corriendo. Sentí lástima por él y decidí en hablarle justo después de terminar las pruebas. Seguramente se sentía terriblemente culpable. Se merecía ser perdonado.

Sin más distracciones, caminé a la sala de entrenamiento.

En el camino hubo algunas miradas de curiosidad. Algunos tantos me seguían, tal vez para saber cómo me iba en las pruebas. Y cuando llegué a la entrada...

-Hey, Max. Te estábamos esperando.

-Hola, Sophie -contesté con inseguridad. ¿Y ahora se digna a hablarme? Luego volteé a ver a Jared que la acompañaba y éste sólo levantó las cejas rápida e incómodamente.

-Sí, bueno, queríamos desearte buena suerte -dio un paso adelante y miró mi cabello-. Ésta prueba es peligrosa. Y más si tienes cabello largo.

Yo sólo la miré con cara de nervios y ella se despidió y se alejó, seguido por Jared. ¿Y sólo vino a eso? ¿A ponerme más nervioso de lo que ya estoy?

Suspiré y crucé la puerta. El pasillo estaba lleno de personas que no tienen vida social y prefieren enterarse de cómo le va a alguien en una prueba.

Atravesé el mar de Elegidos hasta llegar a la sala de Fuego. Al entrar, todos estaban sentados en unas gradas que habían colocado a los lados de la puerta enorme. Enfrente de ella había una mesa en donde Arthur, Ingrid y James estaban sentados. Cuando me vieron, todos en las gradas guardaron silencio. En la mesa, James se giró sobre la silla e hice una clase de mueca.

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora