El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
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― ¿Acaso estás celoso? ―Harry balbuceó por unos segundos a medida que relajaba su rostro. Louis dio una pequeña risita.
―No, claro que no ―Louis negó con la cabeza, Harry no era un buen mentiroso, eso lo conocía muy bien, su aroma era a enojo puro que no podía contener.
―Solo ha venido a presentarse, Alfa. No tienes que tener miedo ―Sin embargo, Harry lo tenía, aquel Alfa era un rey joven que buscaba una pareja, tal vez Louis apenas tenía 16, pero eso no evitaba que los celos le llegaran como un desquiciado, y más cuando lo vio tomar su mano y besar su mejilla.
―Es guapo ¿No crees? ―Louis detuvo su andar, luego se llevó los dedos a la boca y miró el cielo pensativo. Harry esperó a que hiciera un chiste. Usualmente Louis solía ser muy risueño.
―Sí, es muy guapo ―dijo el omega segundos después, Harry gruñó avanzando por el sendero dejando a Louis atrás. Maravilloso su omega le iba a dejar por alguien más apuesto. Aceleró el paso perdiéndose a la vista dl ojiazul, quería controlar los celos que provocaban un torbellino en su interior, quería también ir a buscar a ese descarado Alfa y darle un golpe en su bonito rostro.
Se sentó en una piedra mientras contemplaba el pasto, tal vez no era el Alfa más apuesto, pero Louis y él han estado juntos por años, aunque no por un lazo, Harry ya sentía a ojiazul como su omega.
No se reviró cuando sintió la presencia de Louis, el omega le besó la coronilla donde sus rizos comenzaban a expandirse poco a poco, envolviéndolo con su aroma fresco de mar. Harry lo abrazó apegándolo a su regazo. Gruñendo mientras intensificaba su posesividad.
―Es el guapo, pero no se compara contigo, Alfa ―digo Louis apegando su cabeza en el hombro de mayor. ― Tu eres mío ¿Verdad?
Harry suspiró, se reviró observando el panorama, buscando a la nana del omega; pero viendo que aquella mujer estaba intentado bajar unas manzanas del árbol, tomó el rostro de Louis para dejar un casto beso en sus labios, nada salvaje.
―Soy tuyo, no lo olvides ―dijo cuándo se separó, Louis se ruborizó, asintió con la cabeza mientras apegaba su frente con la del Alfa.
Ambos habían acordado que como ya iban a ser futuros esposos no había necesidad de esperar para los besos, aunque estos aun fueran dulces e inocentes.
―Nunca.
Al despedir al Rey de Wellington al día siguiente, Louis notó el moretón en el pómulo de aquel joven y Harry no apreció por lo menos en unas dos semanas. No necesitaba indagar mucho para darse cuenta que su posesivo Alfa había hecho.
[...]
Louis estaba desesperado, sabía a la perfección que no debía sentirse así, pero el tono de voz que Harry había usado en aquel pasillo le dejo con mal sabor bucal. Le dijo a Liam que corriera y que se ocultara un poco, sabía exactamente como Harry reaccionaba cuándo se sentía posesivo.
