night

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La mañana era soleada. Había un clima ideal de fresca brisa, rayitos de luz iluminaban todo a su paso y complementando con el cantar de los pajarillos, se creaba un entorno de ensueño, lleno de armonía. Todo estaba resultando perfecto, hasta que Kim HongJoong cayó en cuenta de que estaba a las afueras de una casa, tirado en un patio.

La superficie tan incómoda en la que se encontraba fue el primero de sus problemas, el dolor muscular manifestándose poquito a poco.

Tras espabilar los ojos con mucho esfuerzo, pudo verificar que efectivamente, estaba desparramado en el patio de su mejor amigo y otra mitad, Park SeongHwa, con una mantita encima cubriéndole medio cuerpo.
Su móvil se encontraba tirado a unos metros de él y haciendo uso de toda su voluntad, se levantó para tomarlo, dándose cuenta de dos cosas.
Primero, que eran pasadas las diez de la mañana. Segundo, que tenía cuatro notificaciones que ya revisaría después; ahora necesitaba orinar.

Con sigilosos pasitos se encaminó al interior de aquella casa, agradeciendo a todos los dioses habidos y por haber que nadie le haya colocado llave a la puerta principal.

Luego de vaciar su vejiga, enjuagarse la boca y adecentarse un poquito en el baño del primer piso, HongJoong echó a andar a la que sabía, era la habitación de su mayor, ingresando sin siquiera tocar.

SeongHwa dormía en uno de los colchones inflables que compraron para irse de campamento años atrás. Tenía la boca entreabierta y se babeaba el antebrazo sobre el cual descansaba su moflete.
En el otro colchón pudo divisar a San, acostado a sus anchas y sin la camisa puesta. WooYoung, a su lado, estaba hecho una bolita con el móvil en mano, dejándolo en el olvido cuando la rubia cabellera de HongJoong se adentró en la habitación.

Hyung, ¿por qué no subiste a dormir con nosotros?, ¿dónde estabas?

HongJoong se hizo lugar sobre el lecho de SeongHwa, sentándose con las piernas cruzadas mientras su diestra viajaba hasta el muslo del mayor, sobando distraídamente aquella zona. Estaba listo para admitir que había despertado en el incómodo concreto de afuera como un auténtico vago, pero un bostezo le asaltó y con ello, Kim HongJoong experimentó el mayor dolor de mandíbula que nadie habría tenido jamás.

Qué.Mierda.Fue.Eso.

Alejó su mano de la pierna de SeongHwa y la llevó con disimulo hasta su rostro, sobando despacito sobre el hueso de su mejilla.

Oh dios...

Imágenes borrosas, él arrodillándose sobre el piso sucio del baño de SeongHwa. Ojos cerrados, mejillas llenas, en su boca algo caliente, algo caliente que se sentía muy bien... Un espacio en blanco y luego, él levantándose mientras le acariciaban la cara y la cintura. Después, un beso y estuvo fuera del sanitario. ¿Qué había sido eso?

De pronto le entró el terror. ¿Había...? ¿Él había...?

¡¡¡De ninguna manera!!! Se removió incómodo sobre el colchón, aliviándose un poquito al no percibir dolor alguno en su retaguardia y rememorando los hechos: cuando fue al baño unos minutos atrás, su camisa estaba tan perfectamente fajada que no parecía haber sido removida en ningún momento, su ropa interior limpia, sus pantalones también.

¿Hyung? —La voz chillona de WooYoung le trajo de vuelta a la realidad. HongJoong tragó saliva, sacándose el móvil del bolsillo para sostenerlo entre sus dedos.

Me quedé dormido afuera, no te preocupes. No me han robado ni nada. —Medio bromeó, apartándole la mirada a su menor para refugiarse en su teléfono y bueno, ¿qué eran esos mensajes?

El primero era un mensaje de YunHo. HongJoong recuerda haber estado cuidándole con los tragos, recuerda haberse mantenido bien atento al chico hasta que éste partió a su departamento a eso de las cuatro de la madrugada. El mensaje era simplemente YunHo avisando que había llegado bien a casa y preguntando cómo se encontraban ellos.

Night • [ ATEEZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora