Capítulo 7

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Levantó su vista del libro que llevaba.

Hace un rato que el tren había iniciado el viaje, sería uno de algunas horas de trayecto.

Miró como Mitsuki caminaba por el pasillo hasta el baño, su caminar se veía algo diferente a lo común.

¿Ellos están bien? —preguntó Shikadai hablandole por primera vez desde que el viaje inició.

Sarada volteo a mirarlo rápidamente y después volvió a mirar hacia el pasillo donde Mitsuki ya no se veía.

Lo que le dijo al principio, cuando recién se sentó, parecía que no era en serio.
Esperaba que lo fuera, temía acabar hablando de más o en una discusión.

No estoy tan segura...

¿A Boruto no le agrado la idea de que Mitsuki sea tu nuevo consejero? —Sarada negó con la cabeza.

Sabes como es su postura con respecto a ese tipo de trabajos

¿Y Mitsuki va a seder?

Sarada no supo que responder.

Mitsuki ya no era tan dependiente a Boruto como cuando recién salieron de la academia, pero la opinión de Boruto seguía siendo siempre un factor importante para sus decisiones.

Shikadai recargó su cabeza en su mano.
Ya no era su responsabilidad ocuparse, pero no quería simplemente dejar varada Konoha ni a su hokage.

Si algo pasa, si Boruto logra convencer a Mitsuki... —Shikadai sabía el peso de lo que estaba a punto de decir, pero debía decirlo ya que era verdad— ...solo llámame, sabes que nunca te dejaría a ti ni a la aldea en esas condiciones...

Sarada se aguantó las ganas de lanzar un comentario irónico, pero el viaje iba empezando y no quería problemas las siguientes horas de camino.

Solo se volteó a verlo cerrando su libro abruptamente.

No te preocupes por eso —estaba algo molesta en contra de Shikadai, sabía a que se debía ese enfado y ya lo había admitido ayer por la noche frente a Chouchou y Kawaki, pero jamás lo admitiría frente a Shikadai o alguna otra persona— puedes ir a Suna tranquilo, sigue con tu plan de ayudar a Yodo y tus tíos junto con Shinki. Yo soy la hokage por lo que yo me encargaré de Konoha

Shikadai encaró una ceja.

Te estoy ofreciendo mi ayuda. No tienes que ser tan cortante

No lo soy —respondió cruzando los brazos— antes has dicho que no teníamos que hablar —le recordó Sarada, no le gustaba hacia donde se dirigía la conversación.

Shikadai volteó a ver hacia la ventana y su vista nocturna, era cierto, había olvidado que le dijo que no hablarían.

Pero se sentía algo ansioso por hablar.

¿Debo disculparme?

Sarada lo miró confundida.

¿Qué?

¿Me disculpo? —volvió a verla y se percató de que ella lo veía con esa confusión— puede que todo haya sido repentino, además se supone que estaría en ese puesto el resto de mi vida y no quiero pasar el resto del viaje peleando contigo...

¿Cuando te vas? —preguntó Sarada evadiendo la discula, o el intento de disculpa de Shikadai.

Tan pronto como este todo listo... eso creo...

Sarada volvió a abrir su libro y sonrió de lado cuando un pensamiento llegó a su mente.

Desde que se enteró de que Shikadai se iría, aunque al principio no lo tomó bien, debía admitir que tenía un lado bueno.

Lejanos || ShikasaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora