Capítulo 5.

2.1K 115 109
                                    

La pijamada.

Robin Arellano.

Al estampar mis labios con los suyos ella quedó tiesa. No se movió en algunos segundos. Lo que me hizo pensar que ella no quería. Me iba a separar cuando sentí la mano de Maia en mi nuca y como me acercaba a ella.

La emoción se apoderó de mi. Tome su cintura lentamente y la atrajé más hacia mi.

Quedamos pegados y entonces hizo algo que no espere.

Ella subió primero una pierna y agarro impulso para subirse completamente a mi regazo.

¡Ella había correspondido y todavía de extra estaba arriba de mi!

La tomé más de la cintura y la acerque más a mi.

Ese beso se sentía liberador. Todos los sentimientos que tenía encerrados en mi corazón salieron a flor de piel cuando la bese y descargué todo lo que tenia dentro de mi en sus labios.

Nos separamos para tomar una respiración y abrí los ojos. Esto era un maldito espectáculo para mis ojos.

Ella arriba mío, con las mejillas sonrojadas, los labios un poco rojos e hinchados por la intensidad del beso hace algunos segundos, su mirada seduciendome para que volviera a ocurrir lo que sucedió hace unos segundos y un pequeña sonrisa en sus labios.

Todo de ella era perfecto.

La observe detalladamente por segunda vez en el día y vi como se ponía más roja de lo que ya estaba.

Pensé que ya era momento de hacer lo que tenía planeado hacer hace algunos días.

-Cierra los ojos -le dije, aún con la voz entrecortada y la respiración agitada.

-¿Para? -me preguntó con un suspiro entrecortado.

-Solo cierralos. No haré nada, lo juro. -le prometí.

Ella al parecer confío en mi y cerró los ojos. Antes de hacer lo que quería hacer observe su rostro otra vez.

Seguía igual que hace unos momentos solo que estaba temblando ligeramente.

Es lo único que pude notar ya que ya sabia todo acerca de ella, bueno al menos de su físico y personalidad.

Entonces me levante un poco ya que ella no pesaba demasiado y saque algo de mi bolsillo.

Era una bandana que normalmente no le daba a nadie, solo a personas especiales.

Era color azul marino y tenía las mismas características que mi bandana.

Tome su muñeca y vi como sonreía.

Me iba a preguntar algo pero no se lo permití.

-No digas nada aún, por favor.

Ella hizo un pequeño asentimiento con la cabeza y me dio su muñeca.

Puse la bandana alrededor de su muñeca y le hice un nudo.

-¿Te lastima?

-No.

-Apuesto que ya sabes que es.

Su sonrisa se ensanchó aún más y acercó a mí oído.

-Eres demasiado obvio. Te vi guardando la bandana el otro día. -me susurró al oído.

Un escalofrío me recorrió la columna vertebral y ella abrió los ojos.

Me miro y ya no lo soporté más.

Volví a besarla antes de que ella pudiera observarme aunque sea tres segundos más.

My Pretty Girl // Robin Arellano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora