Estuvimos 15 minutos en moto.
Yo enganchada a él como una garrapata. La verdad es que lo extrañaba porque me gustaba mucho, pero lo nuestro no era posible.
Después de esos minutos llegamos a un camino de tierra y aparcó en una esquina, al lado de unos árboles.
—Bueno principessa. Ya hemos llegado, ahora toca andar.— dijo ofreciendo su mano para que la tomara.
—Ni loca te agarro de la mano, idiota.—
Rodó los ojos.
—De acuerdo.— dijo en un suspiro, derrotado.
Y me dió tanta pena, tanta pero tanta...
Que no me resistí y le agarré de la mano, poniendo mi mejor cara de asco.
—Que conste que sólo lo hago porque me das pena.— mentí.
Él tenía una sonrisa muy feliz en su cara.
—Ya claro, lo que tú digas principessa.—
Negué con la cabeza mientras sonreía.
Durante el camino íbamos agarrados de la mano y en silencio.
Hasta que hubo un momento en el que teníamos que meternos por la montaña.
—Eh Alessio, yo no me meto por ahí idiota.—
—Venga anda, vamos.—
Tiró de mí introduciéndome en ese bosque plagado de árboles y que decir, era bonito.
Había demasiadas piedras de por medio y el camino era muy pequeño.
Teníamos que saltar por un sitio y él lo hizo primero.
—Yo no puedo ir por aquí, me voy a matar.— dije negada.
—Nunca dejaría que te pasara nada, así que salta, tranquila que yo te agarro. Confía en mí.—
Esas fueron las únicas palabras que necesitaba, porque confiaba plenamente en él. En ese momento me di cuenta.
Salté y apoyé el pie en un sitio que no debía. Como era de esperar, resbalé.
Pero entonces Alessio me atrapó, agarrándome por la cintura con firmeza y delicadeza a la vez, quedando nuestras caras a unos pequeños centímetros de distancia.
Su calor corporal se mezclaba con el mío y no dejaba de aumentar, causando una pequeña llama que acabaría por quemar todo.
—E- eh gracias.— dije tímidamente.
—Como dijo Luke de boulevard, siempre estaré ahí para evitar que te caigas principessa.— dijo dejándome de una vez en el suelo y separándonos.
Espera, para saber eso se tenía que leer el libro.
Lo había leído.
—¿Te has leído el libro... Por mi?—
—Sí, lo vi en tu estantería y me llamó la atención.—
Y lo decía tan tranquilo.
Sentí que en ese momento me moría.
—Espero que a ti también te atropelle un camión como a él.— dije divertida.
—Ya quisieras.— dijo con ironía.
Y tenía razón, no soportaría que eso pasara.
Continuamos andando 5 minutos más y al final llegamos.
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El momento en el que te vi
RomanceDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...