#cinco_quackity

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—¿Conoces la historia de Dionisos, Lusu?

—La verdad es que sí, ¿por qué pregun-?

—Déjame continuar, chingada madre.

—Ta bien.

—Ya que no conoces la historia —Quackity ignoró el murmullo "Pero te dije que sí la conozco"— te la voy a contar. Fíjate, Dionisos era un wey acá bien promiscuo y que le entraba bien duro al vicio, o sea, a las oraciones.

—Ajá.

—Y a las cromadas de pito.

—¿Qué?

—Dije que a las locuras del vino.

—Pero.

—Entonces uno de sus mitos es que le gustaba potente un wey llamado Prosimno, pero así recio. Así de que, lo veía y decía "Simón, se ve que este besa rico de lengua". El pedo es que Prosimno no aflojaba, entonces aprovechó que se le murió la mamá y le dijo "Mira we': si te traigo a mi suegrita del Inframundo, cogemos" y el Prosimno le dijo "Juega".

—Quackity creo que así no iba el mito...

—Cállate, baboso, yo sí sé. 

—Ta bien.

—Entonces Dionisos soportó vientos despiadados, infernales desiertos, salvó a la mamita santa de Prosimno, fue devuelta con él, escaló hasta el último maldito cuarto de la maldita torre más alta, ¿y sabes qué encontró?

—¿Qué?

—Que Prosimno había colgado los tenis antes de que llegara y se había perdido la misa para su funeral.

—Oh.

—Pero eso no detuvo a Dionisos. Prosimno le había prometido algo.

—¿De qué hablas?

—Ps' mi amigo el Dionisio estaba medio loquito, entonces fue a la tumba de Prosimno, agarró la rama más pinche grande que encontró, dijo "Esta va por ti, Prosimiamor", ¡y que se agacha, se alza la túnica y-!

—¡QUACKITY! ¡LUZU! —Escucharon la voz de Willy a lo lejos. Luzu suspiró aliviado, ya no quería seguir oyendo.

—Luego te cuento el resto, carnal —Quackity se levantó del pequeño patio que Luzu había construido delante de su casa, acomodándose la máscara de siempre sobre su rostro. Tras el tema de la explosión, había resultado dañada con unos cuantos rayones en el material: nada de qué preocuparse. Podría arreglarla después.

Luzu se levantó también, colocándose delante del menor casi instintivamente. Quackity no se quejó.

—Alex Quackity, para servirle a Dios y usted, ¿pa' qué soy bueno? —Dijo una vez Willy estuvo cerca de ellos. 

Willy parecía a punto de desmayarse. Seguramente había corrido hasta ahí desde el centro del pueblo. "¡No mames, Lusu, traele una coca!" gritó Quackity acercándose al chico de verde. Luzu rodó los ojos.

—¿Qué ocurre, Willy? No creo que hayas venido hasta aquí sólo para saludarnos.

—Juro que... que es algo... —Intentó hablar Willy, respirando fuerte y con dificultad. El de gorro empezó a echarle aire con las manos—.  Es algo importante. Bastante. Un ovni. Hay... Hay un ovni, en el pueblo.

—Ay 'jue su pinche madre, está delirando. Un saludo para el viejo que ya mero se muere.

—¿Un ovni? Willy, ¿estás seguro de lo que dices? Porque todo eso suena un poco...

—Que estoy como una cabra, lo sé. ¡Pero tienen que verlo con sus propios ojos! ¡Está flotando en el cielo desde hace un rato! ¡Tiene luces y...!

—¿Y está grandote? —Preguntó Quackity.

¡Un chico Karmaland! | Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora