El Abrazo

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Todavía recuerdo aquella vez, mi primera vez...


Era un día soleado, de esos tan comunes en pleno verano. El calor era insoportable, pero no tanto como su voz. Su aguda, chirriante voz me provocaba escalofríos y, para mi desgracia, no se callaba. No cerraba el pico. Me vi obligado a pasar el día con ella. Tuve que hacer mi mejor esfuerzo para no prestar atención a sus estúpidos comentarios. ¡Eh! ¿has visto ese árbol? ¡Eh, mira qué piedra más chula! Era extenuante. Quedaban pocas horas de luz cuando decidí que, viendo que no podía aguantar más, era hora de idear algo que me permitiera escapar. Le propuse ir a tomar algo en algún bar y ella accedió. Escuché sus pamplinas un rato antes de levantarme para ir al baño. Un poco de tranquilidad después de un duro día, pensé. Me equivocaba.


Al entrar en los servicios, me dirigí a una de las pilas para lavarme la cara. No hacía tanto calor gracias a que el establecimiento tenía aire acondicionado, pero aún así seguía notándose. Observé mi reflejo en el espejo durante unos instantes antes de darme cuenta de que había alguien observándome. ¿Cómo había llegado ahí, cómo puedo no haberme dado cuenta? Pensé. No importa, decidí, después de todo no pretendía quedarme mucho más tiempo. Cuando me dirigí a la salida, aquel... hombre me bloqueó el paso.


-Perdona, ¿me dejas pasar? Hay alguien espe...

-Nadie hay esperándote. El establecimiento está cerrado. Son más de las dos de la mañana, todos se han ido.

-¿Cómo? No eran ni las...

-¿Ni las qué, ni las ocho? Da igual que no te lo creas, de todos modos no lo ibas a entender. No aún.

-¿Qué está pasando, quién eres? ¿Qué quieres?

-Bueno -el hombre cruzó los brazos-, que lo sepas antes o después me es indiferente. Mi nombre, o más bien el nombre por el cuál me llamarás de ahora en adelante, es Valentín. Soy, ¿cómo decirlo para que quede bonito? Un amante de la luna. La amo con tanto fervor que sólo me muestro cuando ella está presente, y hoy brilla de una manera especial. Hoy es el día marcado, aquel que algunos llaman el día del Brillo tenue. Sucede tan pocas veces que Padre pudo haberlo visto no más de cinco veces desde que renació hasta ahora. Este es el sexto brillo de la historia.

-¿Brillo tenue? ¿Padre? ¿Un amante de la luna? Creo que el calor te ha afectado al cerebro...

-El sexto brillo -Valentín ni se inmutó por mi comentario-. En los primeros brillos, fueron pocos los abrazados, cuyos nombres se perdieron junto a sus historias; nadie sabe qué fue de ellos. En el último brillo, al ya ser por todos sabido lo que significaba, fueron bastantes más los que sintieron el Abrazo. Aquello significó el comienzo de una guerra de clanes, con pérdidas tanto para nuestro mundo como para el... vuestro. Al final, los abrazados, a quienes comenzaron a llamar Brillantes, fueron perseguidos y exterminados. Ninguno quedó vivo, a excepción de aquellos que fueron capaces de escapar y siguen escondidos.

-¿Qué quieres decir con todo esto? ¿Qué pasa con la luna, qué significa ese Brillo tenue del que hablas? ¿Y qué es ese Abrazo?

-No -Valentín se puso en guardia, alertado por algo-. No es momento de seguir hablando. Dime, ¿quieres morir?

-¿Morir? ¡Claro que no!

-Entonces, ¿quieres vivir?

-¡Por supuesto!

-¿A qué precio?

-¡A cualquier precio! ¿Qué está pasando? ¿Qué es ese ruido?

-¿Incluso si ese precio es la muerte?

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⏰ Última actualización: May 16, 2015 ⏰

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Noche oscura: Brillo tenueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora