7 •Galletas Glaseadas•

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10 AÑOS ATRAS

Las nubes obscuras se aglomeraban en el cielo, posándose sobre los edificios, anunciando una inminente tormenta. Dentro del pequeño edificio de aquella escuela primaria, los alumnos se encontraban alterados, pues el clima los había agarrados desprevenidos y no trajeron nada con que protegerse.

Aunque para un niño, todo aquel alboroto le era ajeno, pues su mente lo mantenía distante. Recostado sobre su pupitre, Lee Felix, pensaba y repensaba las palabras tan crudas que el doctor le había dicho.

"Si no hacemos algo pronto, me temo que no te queda mucho tiempo..." Dijo el hombre mayor mientras lo miraba con ojos lastimeros.

Hace un tiempo le informaron que había nacido con un "pequeño defectito" en su corazón, algo que parecía haber heredado de su familia, aunque no sabía mucho de eso, el punto, es que al no haber recibido los cuidados adecuados el problema se había agravado y ahora, según le había explicado su doctor, su corazón había llegado al límite, lo que significaba que un día, sin previo aviso, éste se detendría sin más.

Las únicas soluciones que le podían dar eran unos tratamientos y medicamentos, bastante costosos por cierto, que calmarían el dolor que le generaba su enfermedad y alargarían de manera indeterminada los latidos de su corazón, claro que una solución definitiva sería un transplante de corazón, pero tener suerte con eso era como ganar la lotería, casi imposible.

Pero, y que se supone que hiciera él. Su querida abuela, la única familia de sangre que tenía, ya había fallecido hace varios años dejandolo huérfano, acababa de cumplir sus doce años, lo que significaba que pronto se convertiría en un adolescente y sus posibilidades de tener una nueva familia disminuían por completo, porque todo el mundo sabía que los padres prefieren adoptar bebés o niños pequeños. Estaba completamente solo, a la deriva, sin nadie que lo ayude, se sentía sin esperanza.

Un golpe en su cabeza lo saco de sus obscuros pensamientos, al mirar que había sido se encontró con la cara de su amigo mirándolo con reproche.

—Hace media hora que te estoy llamando y no me haces caso.— Le reclamo aquel niño de unos llamativos labios gruesos. —Mira, ya todos se han ido.

Felix miro a su al rededor, dando se cuenta que el aula se encontraba vacía ya, por el fin de la jornada. —Perdon, pero tú también te tardaste mucho.— argumentó, mientras comenzaba a guardar también sus cosas.

—Es que cuando salía del baño esas niñas me volvieron a acorralar.— Se quejo su amigo.

—¿Jihyo y Sana? No entiendo porque no te gusta hablar con ellas, si siempre te dejan unas lindas cartas con corazones.— Se burló del chico codeandolo, a lo que este respondió empujándolo avergonzado. Continuó burlándose de él mientras caminaba hacia la entrada, sin embargo, al llegar notaron que la lluvia ya había comenzado. —Oh no, ahora llegaremos tarde

—Tranquilo, si corremos hasta ahí tal vez lleguemos antes de que cierren las puertas.— El hogar en el que vivían, solían cerrar las puertas a la hora del almuerzo como una forma de castigo para los niños que llegaban tarde por andar jugando, si, eran muy estrictos.

—Claro que no, sabes que no puedo hacer eso, ve tú si quieres Hyunjin, yo me quedaré a esperar que la lluvia pare.— Se sentó en los escalones de la entrada apoyando sus codos en sus rodillas para luego colocar su cara entre sus manos, resignado. El orfanato quedaba a solo unas calles de ahí, podían simplemente correr hasta ahí, pero su enfermedad lo hacía sentir muy desganado para eso.

El chico se sentó a su lado, observandolo con atención. — Últimamente estás muy raro ¿El doctor te dijo algo malo?— Hyunjin sabía todo de su enfermedad, desde que llego al orfanato éste siempre había estado apegado a él, era como un hermano para él y sabía que podía confiarle lo que sea, sin embargo, estas últimas noticias no estaba tan seguro de si sería bueno que lo supiera.

El Rincon de Felixidad || {Felix x SKZ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora