"Capítulo uno"

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Los quirks muchas veces pueden ser de la más rara índole del mundo en cuanto menos lo esperas. Y Katsuki fue la prueba de ello, cuando un día fue atacado por un extraño quirk de regreso a casa que lo dejó inconsciente por unas horas.

Al despertar, no sintió diferencia con su cuerpo, más que un dolor en la espalda que le imposibilitaba levantarse. Se sentía tan raro que apenas comprendía el porqué. Se removió en el suelo de lo que parecía ser un callejón cualquiera, pues no tenía mucha relevancia su aspecto.

El susto no fue saber que era de noche, es decir, la hora en la que debía de estar en casa (supuso), sino el descubrir que no tenía pies. ¡Joder! No veía las suelas de sus zapatos cuando se paró, o más bien tratarse de parar, porque se cayó, debido a un raro desbalance que experimentó con su cuerpo.

Nuevamente se intentó parar, pero lo logró a cuatro patas. Fue de lo más extraño, ya que no perdía el equilibrio estando en esa postura. Es decir, a cuatro patas. El problema que le usurpó, fue el porqué podía pararse perfectamente bien en cuatro patas, pero no en dos (como un humano decente lo hace)

Miró hacia abajo y vio que lo que serían manos eran patas peludas compuestas por un pelaje de color anaranjado. Pegó un grito que salió como un grave maullido de su boca, otro detalle que espantó a Katsuki.

¿Qué demonios estaba pasando?

Dirigió su vista hacia lo que pensaba que serían piernas y vio la misma composición de sus patas frontales. Unas mugrosas patas de pelaje anaranjado que estropeaban la vista.

Desesperado por no comprender lo que pasaba, gritó rabiando, pero no escuchó el sonoro ruido de su voz, sino una serie de maullidos de dudosa procedencia, asimismo atemorizando al confundido adolescente explosivo en gran medida, pues no comprendía el motivo del porqué estaba transformado en un maldito gato. Sí, un maldito gato. No le costó mucho deducirlo en cuanto miró el pelaje de sus patas.

Maldición. Lo que le faltaba. Ser un idiota gato.

Esto definitivamente no es una prueba para ser un héroe imprescindible en la sociedad. Es un castigo. O una maldición. Lo que carajos fuera.

Katsuki estaba asustado y cabreado al mismo tiempo, con emociones chocantes y un mar de confusión circulando su mente ajetreada. Tenía hambre y sueño. Mas Katsuki no podía regresar a su casa luciendo como un tonto gato. Tendría que buscar otro lugar para pasar la noche y después pensar mejor en lo que hará después.

Tal vez, si se presenta en la UA con el aspecto que tiene, sabrán que es él. Además, su ropa y sus pertenencias están tiradas en el suelo. Nadie las recogería aunque trataran de buscarlo, si es que sus padres lo declaran como desaparecido.

Podría usar uno de sus artefactos que se encuentran dentro de su mochila para convencer a Recovery Girl para regresarlo en su forma original. Sí, eso haría.

Motivado con su pseudo-plan, salió caminando a cuatro patas del callejón, en busca de una referencia en cuanto al sitio en que se halla.

Sus ojos de gato lo llevaron a comprender largo y ancho, que se encontraba en el vecindario del maldito nerd. Eso quería decir que no estaba lejos de su casa.

Enojado, soltó una rabieta mientras sacudía la cabeza desdeñoso. Sus quejidos salían como maullidos desesperados.

Para su mala (buena) suerte, oyó pasos acercándose en su dirección, poniéndolo en alarma. Katsuki miró a los lados, difiriendo de dónde provenía el ruido, mas cuando se dio cuenta del origen del ruido, fue atacado por un par de ojos verdes, que conocía de la infancia, y unas enormes manos varoniles, que lo cargaron con suma facilidad, cabreando al gato.

Katsuki se transformó en un gato (Dekukatsu) Créditos: Escritora SubmarinaWhere stories live. Discover now