Capítulo 5: Una muerte tangible

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Capítulo 5: Una muerte tangible

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¿Dónde estás mi noche oscura?

¿Dónde mis sombras de los lamentos

la encontraren al final del camino?

¿Dónde se encuentra mi morada eterna

en el blanco cementerio…?

—Su excelencia su esposa ya ha despertado—. Avisa la sirvienta al ver a su amo y futuro duque salir de su despacho.

Él solo le hizo señas de que ya la ha escuchado.

Camina hasta donde se encuentran un gran paquete de cartas sin abrir de los muchos negocios de la familia Cullen, que informan de los progresos y ganancias en dichos lugares.

Toma la primera que ve y la abre con el abre cartas que ha pertenecido a los Cullen desde tiempos inmemorables.

Pero antes de si quiera seguir abriendo el sobre por la parte izquierda un nombre llama su atención y no es que en si el nombre de la ciudad sea de su total interés, más bien es quien habita en aquella ciudad.

Sus manos acarician las letras que flotan exquisitamente escritas  al inicio de la parte superior de la carta, en la parte derecha, el nombre de la ciudad llamada Cambridge, es de su total interés, por la sencilla y poderosa razón que ahí habita la mujer que también ha habitado en sus sueños desde hace un año.

—Veo que contemplas esa carta con devoción, ¿debería tu esposa preocuparte?—. Pregunta la Duquesa Esme Cullen, desde el alumbrar de la puerta.

 —Es una carta de negocios, ¿Quieres comprobarlo tú misma madre?—. Le enseña la carta al mismo tiempo que se la extiende para que esté al alcance de su madre, pero ella niega con su delicada mano y empuja con suavidad el sobre que no ha terminada de abrirse.

—Tu esposa ya ha despertado y pregunta por ti—. La Duquesa Cullen, sabe más que nadie cuanta lastima le tiene Edward a su esposa.

Pobre mujer, que la obligaron a casarse con el hijo de los Duques siendo ella solo una muchacha enferma y sin pronósticos de una larga vida.

Edward asiente lentamente y deja el sobre en el mismo lugar donde estaba antes, gira sobre sus propios pies y toma el brazo de su madre, para que juntos lleguen a la habitación de su esposa.

—Hijo, por favor no sientes que has hecho una obra de caridad al casarte con Ángela—. Le habla su madre mientras caminan por los pasillos. La expresión de Edward es indescifrable, no hay ningún rastro de emoción que pueda ser leído, al menos no con facilidad.

—Sabes bien porque lo hice madre—. Su voz al igual que su expresión no tiene emoción.

—Lo se hijo—. Baja su mirada y se afianza más al brazo de su hijo.

Todos los burgueses de la ciudad de Londres, podrían decir que Edward Cullen, futuro Duque y además  un hombre hermoso a los ojos de las mujeres, podría casarse con cualquier mujer de clase alta o incluso con la hija de la mismísima reina, si se lo propusiera… Pero todos han quedado sorprendidos al saber que se casaría con la hija del conde de Lincolnshire, una chica sin gracia, enferma desde su nacimiento y además sin una belleza que sobre salte más allá del título de ser la hija del conde de Lincolnshire.

Entonces la gente se pregunta, —¿Qué fue lo que el futuro Duque ha visto en la aburrida y enfermiza Ángela Weber?—, todos se han hecho la misma pregunta, menos Edward, su padre, su madre y por desgracia su hermana, que es la más afectada en toda esta farsa de matrimonio.

Isabella, entre la seda y la espada (Fan-Fic de Crepúsculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora