The Survivor • Steddie

Quinta parte

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Los llamados

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Esa noche una sensación de frío intenso se coló en el sistema de Eddie, era algo que no podía explicar, era como si una mano fría se posara en su cuello y acto seguido esa sensación viajara por todo su cuerpo.

Fue entonces cuando despertó, sentía todo el cuerpo acalambrado, la espesura de la noche aún invadía la habitación dándole una visión casi nula de todo a su alrededor. Quisiera poder decir que él sabía el origen de la sensación extraña pero no. Quizá en otra circunstancia estaría aterrado al despertar así, pero había algo que le ayudaba a mantenerse tranquilo y eso fue recordar que Steve Harrington estaba acostado a su lado.

Si algo tenía Eddie era una imaginación fascinante, tanto que por unos segundos dudo de la presencia del castaño en la misma habitación ya que podría haber sido el producto de alguna fantasía que tuvo antes de dormir, no sería la primera vez que eso pasaba, así que con un poco de duda empezó a tantear el espacio que había entre él y la pared. Suspiró aliviado al darse cuenta que Steve si estaba allí, ahora se dispuso a acomodar mejor la almohada y acostarse para poder retomar su siesta.

Entre sueños suelen pasar muchas cosas y una persona puede pensar que después de un gran día quizá tendría un buen sueño para hacer el dúo perfecto. Sin embargo la vida tenía otros planes para Eddie.

Se veía a si mismo en un espejo, pero más que espejo parecía que el cristal estaba compuesto por agua haciendo que su reflejo se distorsionara. La curiosidad pudo más que la lógica lo que ocasionó que acercara sus manos para tocarlo, la sensación era magnética, tanto que lo hizo atravesar al espejo; lo que había detrás era decepcionante.

Eddie caminó buscando algo familiar o si quiera algo divertido, pero todo era un desierto enorme, un desierto lleno de objetos rotos tirados por todos lados, deshaciéndose cubiertos por pequeñas llamas y emitiendo unas líneas de humo apenas visibles.

- ¿Hay alguien por aquí? – preguntó ansioso

- ¿Eddie? – La voz sonaba lejana, de hecho muy lejos de su alcance pero sabía perfectamente a quién pertenecía

- ¿Chrissy eres tú?

La sola mención del nombre de la pelirroja se sentía extraño, Eddie la había visto morir y en su sueño estaba completamente consciente de eso.

- ¡Soy yo! – sollozó ella - ¿Me puedes ver?

- No Chrissy, no puedo verte – admitió él

- ¿Pero vendrás por mi verdad? Digo por nosotros

- Eddie perdón por creerte raro - esa otra voz... Eddie estaba seguro que pertenecía a aquel chico, el basquetbolista que lo siguió en el lago. 

- ¿Patrick? - su voz tembló al pronunciar el nombre del chico

Inmediatamente una bruma se llevó las imágenes del sueño de Eddie, siendo reemplazadas por la realidad. Él despertó, tenía las palabras de Chrissy muy presentes y decidió que esta vez no iba a ignorar eso.

Lo que Eddie no sabía es que a pocos kilómetros de ahí estaba alguien quién experimentaba la misma sensación de frialdad, miedo y entumecimiento que él; este individuo era Jason Carver, solo que este joven aún seguía perdido en imágenes incongruentes que aparecían en su sueño; en ellas veía los cimientos de lo que alguna vez llegó a ser una ciudad, o al menos eso parecía, sólo que de esos cimientos se levantaban grandes columnas de humo que le dificultaban el tener una buena visión.