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Esto se estaba yendo de las manos, no llevaba ni media hora aquí y ya tenía compromisos. Este chico era muy directo, lo noté en la primera palabra que dirigimos.
Llegamos a lo que sería nuestro cuarto, y era bonito, había que reconocerlo. La cama de ese cuarto era como la mía multiplicada por tres. Iba a dormir como una reina, nunca mejor dicho. Era un cuarto muy minimalista pero bonito.
─¿Te gusta nuestro cuarto?─recalcó el "nuestro"─. Es encantador, ¿verdad?─ una sonrisa lobuna se formó en su rostro. Joder, tenía la sonrisa más bonita que había visto nunca. Pero también quise borrarla de un puñetazo.
─Sí, es bonito pero yo no...─ balbuceé. No iba a dormir con un extraño, lógicamente. Y menos con él.
─Yo no dormiré contigo, dormiré en otro cuarto ─ aclaró ─. Antes de que sean las siete de la mañana vendré aquí, ya que las dos primeras semanas vendrán a comprobar si dormimos juntos─ su mirada penetrante me acribilló por todo el cuerpo─. Mañana alguien te llevará a comprar, instálate.
Y sin decir nada más, se fue. Un poquito borde diría yo que era.
Crucé un largo pasillo hasta llegar al otro cuarto donde se instalaba Aaron. Tenía un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca. Supongo que ese sería su "pijama".
─Oye─Lo llamé. Aún seguía con el vestido y los tacones, y por no hablar de los adornos de mi cabello, que eran lo más incómodo que había llevado en años─. ¿Con qué dormiré?
─En el vestidor hay ropa para ti.
─Vaya gracias ─ noté mis mejillas picar por la tensión. No por él, sino porque me ponía roja por cualquier mierda. Incluso para pedir comida a domicilio ─. Qué... amable.
«Qué incómodo» pensé.
─Como sea.
─Otra cosa más ─ noté como mis mejillas se calentaban─. Oí lo que le dijiste antes a tu padre sobre... mí.
Giró la cabeza hacia mí y noté una presión en mi vientre. Joder, su mirada era matadora, era el chico más guapo que vi en mi vida.
Y el más inútil también.
─Ah, de nada, supongo. Y discúlpame de su parte por lo que ha dicho de ti.
─No pasa nada. Gracias a ti por elegirme, creo.
Esbozó una pequeña sonrisa que no supe interpretar si se reía de mí o de la incomodidad de la situación.
─Bueno, me voy ya. Siento molestar.
Me fui y cerré su puerta. Me dirigí al vestidor y, ¡madre mía! ¡Era del tamaño de mi cuarto!
Bueno, de mi anterior cuarto. Mi cuarto ahora ─por desgracia─ era el que me mostró Aaron.Busqué en los cajones y encontré una camiseta ancha, azul cielo y unas mallas cortas negras así que usé eso para dormir. Me servía para lo que quería. Que era descansar y despejar mi mente.
Me subí a la cama y no me acuerdo cómo ni cuándo, pero, para mi sorpresa, logré dormir.
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¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©
Novela JuvenilCanadá, un bonito país, una buena realeza y un futuro rey de veinte años condenadamente guapo. Aaron debe buscar una esposa para convertirla en reina con él, allí es donde conoce a Hazel. Una campesina de apenas diecinueve años que es obligada por s...