Madre.
Hacía ya tiempo que no pensaba en ella. Mi todo, ella era mi todo, pero desde que se fue todo cambió, la vida en casa era complicada, padre y yo siempre pelabamos. Mi decimosexto cumpleaños estaba por venir y no podía centrarme ya que en la vida de un vampiro era la edad mas importante. Hoy, no pensaba quedarme en casa era ridículo estar encerrada en este asqueroso caserón, sola.
Ya era de noche, abrí mi ventana, me escabullí y fuí al pueblo. Me gustaba visitar a mortales, era plancentero ver como intentaban vivir una buena vida porque sabían que acabaría.
Hacía mucho que ya había entrado a todas las casas puesto que visitaba mucho el pueblo pero había entrado a todas la casas menos a una, esa villa. Siempre estaba cerrada, ni una maldita ventana abrían. Pero hoy, hoy ví una oportunidad. Hacía calor y una de las ventanas estaba entreabierta en consecuencia. Por lo tanto me adentre allí y pronto me ví dentro de aquel oscuro cuarto. Observé muy bien ese cuarto, un viejo baño, un espejo, una mesilla y a su lado una cama aquella cama...
En ella durmiendo placidamente divisé a una mujer pero no una mujer cualquiera, una mujer joven, una mujer que era mas bella que la luna.
Realmente ella era preciosa..
Hoy era el día, hoy, yo, estaba decidida a escaparme, no soportaba esa casa, ese jardín, esos necios que finjían que yo les importaba, todo lo que me rodeaba era repugnante, me repugnaba y me creaba rechazo. Mi vida se reducía a órdenes, que si esto, que si lo otro, yo no me quería casar con un conde ni con un duque, no quería que mi vida se resumiera a crear descendencia a un necio que solo me quería para procrear. A mi me gustaba el arte, la musica, viajar, la luna, las estrellas el universo, yo era curiosa y no me pensaba reducir a un estúpido matrimonio forzado.
Ya era de noche no había planeado a donde iba a ir pero cogí mis cosas y me largue de aquella maldita casa. Caminaba por el bosque era tarde y tenía que encontrar sitio en el que dormir porque si no lo encontraba sufriría un gran peligro.
Los vampiros.
Aquella cosa que me aterraba y me fascinaba eran ellos, los vampiros, aquellos seres immortales de los que todos querían negar la existencia pero que en el fondo sabían que estaban al acecho.
Ellos eran una gran causa de desapariciones misteriosas y de echos sobre naturales. Me maravillaba.
Seguí caminando y encontré una gran casa, antigua y descuidada. Allí frente a mis ojos unos jardines inmensos y descomunales, se hicieron descrubrir. Había una enorme fuente con pequeños caminos laberinticos. Intentaba llegar a la fuente pero, en el momento en el que lo hice ví una figura humanoide con una tez de piel blanca, tan blanca como las sábanas en las que me desperté hoy.
De repente esa criatura se giró sobresaltada y me miró curiosa y atenta.
Aquella chica....
Aquella chica...
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your soul
RomanceUna historia de romance entre una vampira y una mortal. ¿Que podría salir mal?